viernes, noviembre 22, 2024
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Breivik planeó dos atentados más contra la sede del Partido Laborista y el Palacio Real

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El presunto autor de la matanza de Oslo y de la isla de Utoya, Anders Behring Breivik, ha asegurado este jueves que pretendía colocar otros dos coches bombas, uno en la sede del gubernamental Partido Laborista y otro en el Palacio Real, aunque en una localización en la que no pusiera en riesgo a la familia real porque él, «como la mayoría de los nacionalistas», es «monárquico».

Breivik ha realizado esta declaración durante su comparecencia en la cuarta sesión del juicio en el que está procesado como presunto autor del atentado con coche bomba que sesgó la vida de ocho personas en Oslo y el posterior ataque con armas ligeras en la isla de Utoya que acabó con 69 muertos. «Habría tres coches bomba, seguidos de una acción centrada en las armas de fuego», ha afirmado Breivik.

Breivik ha reconocido ser el autor de la colocación del vehículo bomba que explotó en el distrito gubernamental y del ataque con armas ligeras contra un campamento de las juventudes del Partido Laborista, dos atentados que acabaron con la vida de 77 personas y dejaron decenas de heridos.

En respuesta a los fiscales del caso, el acusado ha asegurado que su plan original era fabricar tres bombas, según ha informado el ‘Daily Telegraph’. El primero lo colocó en el distrito gubernamental, el segundo planeaba situarlo en la sede del gobernante Partido Laborista y, para el tercero, tenía varias opciones pero quería ubicarlo en el Palacio Real pero sin llegar a herir a la familia real.

«Me situé en el palacio en una localización en la que la familia real no resultara herida», ha asegurado, antes de explicar que «la mayoría de los nacionalistas y los conservadores son seguidores de la monarquía». «Incluido yo mismo», ha añadido.

El ultraderechista ha afirmado en su comparecencia que, tras los tres coches bomba, perpetraría varias masacres con sus armas ligeras si llegaba a sobrevivir a los primeros ataques. Finalmente, decidió descartar la fabricación de varios artefactos explosivos porque era «mucho más difícil» de lo que esperaba.

Breivik también ha reconocido en el juicio que se preparó para los atentados jugando durante todo un año a videojuegos de conflictos bélicos, llegando a dedicar 16 horas al día a estas simulaciones informáticas.

En concreto, ha admitido que dedicó «mucho tiempo» a juegos como Modern Warfare y World of Warcraft. «En realidad no me gustaban esos juegos. Están bien si quieres hacer simulaciones con fines de entrenamiento.»

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