La tasa de participación a las 17 horas en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia ha llegado hasta el 71,96 por ciento, lo que supone casi cuatro puntos de caída respecto a la segunda vuelta de los comicios de 2007 a la misma hora, cuando se registró un 75,11 por ciento, según datos del Ministerio del Interior francés.
La jornada de reflexión se ha desarrollado con tranquilidad en la capital francesa. Escasas menciones a los candidatos en los telediarios y en la prensa, que se ha centrado en analizar y pronosticar la participación para el día de hoy.
Se terminaron las declaraciones políticas de los partidos y de sus representantes que hoy se juegan la victoria en la segunda vuelta, pero no las apariciones públicas. François Hollande decidió trasladarse la mañana del sábado hasta el mercado de La Gare Tulle en el departamento de Correze, su feudo electoral. Allí recibió una vez más el cariño de sus habitantes, que entre rosas y abrazos, se dirigieron a él como “Mr. President”.
Por el contrario Nicolas Sarkozy, que ya anunció el pasado viernes a la emisora francesa Europe 1 que pasaría el día con su mujer y con su hija, ha cumplido y no ha hecho ninguna aparición.
Para los electores de la metrópoli, la segunda vuelta de las elecciones empieza hoy de forma oficial a las ocho de la mañana. Un total de 46 millones de franceses están llamados a las urnas, de los cuales casi dos millones ejercieron ya el sábado su derecho al voto en los territorios de ultramar por la diferencia horaria.
Según el periódico francés Le Figaro, el instituto de sondeos Opinionway predice que la participación será hoy de un 83%, casi tres puntos más que en la primera vuelta. Pero lo que sigue centrando la atención son los indecisos, a pesar de que estos solo juegan un papel decisivo si el equilibrio entre los dos candidatos es muy ajustado. En este caso, Pascal Perrineau, director de Cevipof (institución francesa dedicada al análisis político), ha asegurado al periódico Le Monde que “cuando se produce una movilización entre las dos vueltas beneficia a los dos candidatos por igual”. Los indecisos se caracterizan por ser más jóvenes que la media de los electores y suelen estar “poco interesados en la política”.
Al estar la izquierda claramente movilizada a favor de Hollande, parece difícil, que el voto indeciso provoque un vuelvo electoral. Según las últimas encuestas el 90% de los seguidores de Melenchon votarán al candidato socialista. El centrista Bayrou también se ha decantado por Hollande en un gesto sin precedentes que lo aleja de la derecha. Ningún partido, más allá de la UMP, ha pedido el voto para Sarkozy. El presidente-candidato se ha quedado solo y ni siquiera cuenta con un apoyo ideológicamente natural de los simpatizantes del frente nacional, puesto que Marine Le Pen anunció públicamente esta semana que ella votaría en blanco. En pocas horas se conocerán los resultados.
Marina García-Rico/ José María Rodero