Se aferró desesperadamente a una grieta mientras vio como su mejor amigo caída por el acantilado. Marius Hoft, este joven de 19 años, sobrevivió a la matanza de Anders Breivik al huir por un acantilado. No sólo estaba desesperado, no sólo creyó que iba a morir, sino que vio a su amigo caer. Pero él sobrevivió dónde otros murieron.
Marius huyó con su amigo Andreas Dalby Grønnesby durante el implacable asalto de Breivik en la isla Utoya de Noruega el pasado mes de julio. Pasaron sobre un montón de cuerpos en el desesperado intento por escapar, pero finalmente no les quedó otra opción que huir por el acantilado y buscar un lugar para esconderse. En ese momento su amigo perdió el control y cayó. Marius escuchó todo. Los tiros de Breivik llegaban a sus oídos antes de que la policía pudiera pararlo.
“Breivik estaba justo encima de mí disparando a la gente”, contó el joven durante el juicio en Oslo la semana pasada. «Me puse a llorar, pero decidí parar hasta estar a salvo. Quería sobrevivir y sólo pensaba en mi madre”. El joven quedó tan traumatizado con la experiencia que sufre insomnio, es incapaz de trabajar o de estudiar después de la masacre.
Breivik admite haber matado a 69 personas en Utoya y a ocho más en un ataque con bomba contra los edificios gubernamentales en la capital, Oslo. Está siendo juzgado por cargos de terrorismo y asesinato, pero se declaró no culpable argumentando que los ataques fueron un acto para proteger a la población de Noruega de la inmigración.