Una estatua del exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi, hecha con resinas acrílicas, reposa en el interior de una urna de cristal y madera dorada a un centenar de metros del palacio Chigi, la sede del Gobierno de Italia, que en la actualidad ocupa el Ejecutivo tecnócrata de Mario Monti.
Este conjunto escultórico en pleno centro histórico de Roma recuerda a las figuras de los museos de cera y ha sido creado por los artistas italianos Antonio Garullo y Mario Ottocento, que pretendían recrear las señas de identidad que, a su juicio, representa el ideario de Berlusconi y la figura del ex primer ministro.
El sueño de los italianos es el título de esta peculiar obra, que se inspira en el mausoleo de los dirigentes políticos comunistas Lenin y Mao, y que, según los autores, pretende invitar al público a una reflexión concienzuda de la «era berlusconiana».
Este «Berlusconi durmiente» representa «la más profunda idea de italianidad» que se ha tenido durante alrededor de dos décadas dentro y fuera del país y que ha identificado durante años los conceptos Italia y Berlusconi.
«Millones de italianos se han identificado con el sueño de un Berlusconi triunfador», señalaron Garullo y Ottocento, que explicaron que el título de la obra se basa en las propias palabras del ex primer ministro, quien, parafraseando a Martin Luther King, dijo al llegar al poder en 1994 que representaba «el sueño de los italianos».
Además, según los autores de la obra -que son también la primera pareja homosexual reconocida en Italia- esa era una de las frases con las que Berlusconi se solía presentar en las fastuosas fiestas que marcaron el final de su mandato y por las que el político tiene pendiente una causa judicial por incitación a la prostitución.
El conjunto, que fue ideado en 2010 y terminado a finales de 2011, es una caja a modo de urna con una estatua de Berlusconi a escala real que parece dormir un sueño plácido con una sonrisa perpetua sobre un lecho de seda roja.
Los autores imaginan un Berlusconi con la corbata desabrochada; en la mano derecha, un ejemplar de la revista Una historia italiana, que el político envió en su día a las familias italianas y en el que publicitaba su trayectoria.
En alusión a la afición del ex primer ministro por el sexo, la mano izquierda está apoyada en cerca de la pernera del pantalón, que permanece desabrochado.
La obra viene rematada por las zapatillas de estar por casa con dos grandes Mickey Mouse con las que Garullo y Ottocento calzan al líder político del Pueblo de la Libertad para representar el «carácter de personaje de dibujos animados» que le atribuyen.
«Hemos querido dejar pasar una distancia mínima con la época final de Berlusconi», dijo Ottocento, que cree que es importante que el espectador tenga cierta distancia temporal con los últimos coletazos de la época de Berlusconi -que terminó en noviembre de 2011- para poder evaluar con plenitud el simbolismo de su creación.
Los dos autores tomaron la decisión de exponer en el Palacio Ferrajoli, cerca del Palacio Chigi, porque les pareció que una obra como la suya debía poder exhibirse junto al centro físico del poder político italiano para tener «simbolismo mayor», según señalaron.
«Este ciclo simbólico se cerraría con la visita del propio Berlusconi», declaró Ottocento, quien admitió sonriente que es «prácticamente imposible» que el antiguo primer ministro acuda a contemplar su «otro yo», expuesto .
Ottocento y Garullo anticiparon además que su proyecto actual es una escultura sobre el papa Benedicto XVI que seguirá la línea marcada por su «Berlusconi embalsamado», ya que su idea es continuar explorando el universo de las figuras más representativas del poder en Italia.
Estrella Digital/Efe