lunes, noviembre 25, 2024
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Atado y bien atado

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Anoche el presidente Chávez nos sorprendió nuevamente. En una muy valerosa declaración hizo público quién sería su sucesor. Tras una década satanizando el «chavismo sin Chávez» y acusando de traidores a quienes entre sus filas estuvieran siquiera pensando en ello como remota posibilidad, ahora el presidente habla de los liderazgos emergentes. La gran debilidad de la Revolución Bolivariana siempre ha sido su carácter unipersonal al estar excesivamente centrada en el caudillo. ¿Hay tiempo para inventar el chavismo sin Chávez? Quizás. No será fácil, pero tampoco luce imposible. Chávez está muy enfermo, pero no es un moribundo, y ha escogido a su sucesor, pretendiendo con esa escogencia ungirle de legitimidad popular en los meses por venir.

Además, y aunque no lo dijo explícitamente, lo indicó el escenario: la dupla que sugiere Chávez es la de un Nicolás Maduro, civil y conciliador, como presidente y un Diosdado Cabello como jefe militar. Chavez quiere dejarlo todo «atado y bien atado». Tal como lo hiciera el dictador español Francisco Franco, en una de sus últimas apariciones públicas, envió un mensaje tranquilizador a sus seguidores, asegurando que el régimen y sus estructuras político-militares perdurarían aunque no estuviera él físicamente al frente.

El anuncio de anoche sorprendió a propios y a extraños. Dio inicio formal así Chávez a su última campaña presidencial, en la que no será candidato. Por lo pronto se apropió de la escena en la fase final de la campaña regional y secuestró la agenda de discusión pública nacional, alejándola de los temas regionales. Que la enfermedad exista, y sin dudar sobre su gravedad, no impide que los momentos escogidos para visibilizarla sean cuidadosamente escogidos. La política contiene una buena dosis de «puesta en escena» y todo político sensible hace uso de las peores adversidades para convertirlas en oportunidades. Chávez está gravemente enfermo, pero ni aún así deja de estar en campaña. Este nuevo e impactante anuncio de la enfermedad podría tener efecto cohesionante en los segmentos más chavistas de la población, que están viviendo pugnas internas y desmotivación.

Sin embargo la agenda de la gente está completamente divorciada de la agenda de los medios. Ella se centra en los problemas reales del país: Inseguridad, fallas eléctricas, desabastecimiento. Y Chávez ha excedido su puesta en escena y deja en evidencia que sus preocupaciones personales poco tienen que ver con las preocupaciones del venezolano común. El presidente está muy enfermo, pero no menos enferma está Venezuela.

A diferencia de Franco, Chávez quiere garantizar que esta sucesión se haga por la vía electoral. A semejanza de Franco, se equivoca y sobredimensiona sus propias capacidades de dejarlo «todo atado y bien atado». La desaparición física de un caudillo todopoderoso desencadena dinámicas que no son fácilmente predecibles.

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