El extécnico de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) Edward Snowden ha asegurado que no se llevó consigo documentos secretos del organismo a Rusia cuando viajó en junio al país para evitar ser extraditado a Estados Unidos.
«No existe posibilidad alguna de que las autoridades rusas o chinas hayan recibido documento alguno», ha indicado. Snowden ha subrayado que entregó toda la documentación clasificada que obtuvo a periodistas que conoció en Hong Kong, donde estuvo antes de viajar a Moscú, según ha informado el diario estadounidense, ‘The New York Times’.
En este sentido, ha argumentado que no se quedó con los documentos «porque no alcanzarían al público». «¿Cuál sería el valor de transportar personalmente una copia de los materiales de ahí (la entrega a los periodistas) en adelante?», ha cuestionado.
Snowden ha apuntado que fue capaz de proteger los documentos de los servicios de espionaje chinos porque conocía los métodos utilizados en el país, al tiempo que ha recordado que durante su tiempo en la NSA llevó a cabo operaciones en el país asiático.
Las autoridades estadounidense han expresado en varias ocasiones su preocupación ante la posibilidad de que dichos documentos hayan caído en manos de servicios de espionaje extranjeros, si bien el extécnico de la NSA ha dejado claro que el organismo sabe que no ha cooperado con ningún otro país.
«Si existiera ese riesgo, la NSA hubiera incendiado la mesa a base de golpearla para denunciar los daños causados. Sin embargo, no ha ofrecido un solo ejemplo de daños por las filtraciones y únicamente han dicho que ‘piensan’, que ‘quizá’, y a través de funcionarios anónimos», ha explicado.
Por otra parte, ha manifestado que la existencia de los programas de espionaje que ha revelado con sus filtraciones «representan un peligro mucho mayor que su publicación». «Mientras haya un amplio apoyo entre la gente se puede decir que existe un cierto nivel de legitimidad, incluso en los programas más invasivos e incorrectos moralmente», ha argumentado.
«Sin embargo, los programas que son implementados en secreto, fuera de la vista del público, carecen de legitimidad, y ese es el problema. Además, representa una peligrosa normalización del ‘Gobierno en la sombra’, donde decisiones con un enorme impacto público son tomadas sin debate público», ha remachado Snowden.