sábado, octubre 12, 2024
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JFK, la leyenda supera a la realidad

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La historia dibuja una blanca y radiante presidencia de John Fitgerald Kennedy hasta que fue brutalmente asesinado, hace hoy 50 años, en las calles de Dallas. JFK es quizás el mejor ejemplo contemporáneo que expresa que es más importante, al estilo de la mujer del César, parecer bueno que serlo. Su imagen impecable, oratorio brillante y, sobre todo, la ignominia de su asesinato, ocultan las sombras de una presidencia e incluso dudas sobre su comportamiento moral. No sólo por su contrastada faceta de devorador de parejas sexuales, sino por sus relaciones con la mafia.

Dibujó la nueva frontera, el espacio. Y fue brillante en la defensa de derechos civiles, en medio de una auténtica revuelta de la sojuzgada población negra de Estados Unidos. Sin embargo, su primera medida significativa como presidente de EEUU fue aprobar el enloquecido plan de la CIA para invadir Cuba con 1.500 exiliados. Un plan que acabó en las orillas de Bahía Cochinos y que costó muertes, torturas y finalmente 53 millones al erario público norteamericano para que Cuba devolviera a los prisioneros.

Cochinos, crisis de los misiles, Vietnam e Irak es un considerable bagaje para solo 3 años de presidencia

Vietnam fue un problema heredado de Eisenhower, pero nadie puso una pistola en el pecho de JFK para que tomara dos medidas que aumentaron la escalada de violencia en el sudeste asiático: el envío de 16.000 soldados al terreno, y la declaración de zonas de fuego libre, en las que arrojar gas naranja y napalm, entre otras atrocidades químicas.

Del mismo modo, apoyó un sangriento golpe de Estado en Irak, del partido baazista. El general Abdul Salam Arif emprendió una cruzada anticomunista con arrestos, torturas y asesinatos, con la complicidad de la CIA y el visto bueno de JFK.

Cochinos, crisis de los misiles, Vietnam e Irak (no hay presidente americano que no choque con Irak) es un considerable bagaje para solo tres años de presidencia.

Solo la imagen virginal e impoluta de Kennedy ha impedido que se llegara más lejos en las investigaciones sobre su relación con la mafia y la organización del simpar Jimmy Hoffa, que arrancan en los tiempos de hegemonía del padre del clan, Josef Kennedy.

JFK fue un maestro en el manejo de las nuevas tecnología que asomaban en los años 60 (básicamente la televisión) y en la elaboración de brillantes discursos. Uno de los hitos de su presidencia fue la resistencia al acoso soviético del muro de Berlín: «Todos somos berlineses», aseguró, en un momento de tal impacto que se calcula que el 83% de los berlineses estaba en la calle para oír las palabras del presidente norteamericano que había acudido a la ciudad alemana para apoyar en persona el puente aéreo con el que evitar el bloqueo soviético. Allí dijo lo siguiente, una verdadera y hermosa oda a la libertad: «La libertad supone muchas dificultades y la democracia no es perfecta, pero jamás nos vimos obligados a erigir un muro, para confinar a nuestro pueblo.»

JFK ilusionó al pueblo americano con la nueva frontera, el espacio

Ilusionó al pueblo americano con la nueva frontera, el espacio (aunque se llegó a la Luna seis años después de su muerte) y despertó unas expectativas descomunales en su corto mandato. Quizás la leyenda se haya agrandado porque la prematura muerte impidió que se derrumbara el castillo de naipes de su ajetreada vida sexual.

Fue amante compulsivo de mujeres que desfilaban por el Despacho Oval. Una de ellas, Judith Exner, estaba compartida por uno de los jefes de la mafia de Chicago Sam Giancana. Pero ya a estas alturas parece claro que Marilyn Monroe y Mary Pinchot Meyer fueron amantes del presidente durante su estancia en la Casa Blanca. Ambas fallecieron en extrañas circunstancias, Mary Pinchot Meyer a tiros en el barrio de Georgetown, en Washington DC. Becarias que perdieron la virginidad en la cama de la Casa Blanca, mujeres compartidas con Frank Sinatra, periodistas, mujeres de políticos… La voracidad sexual de JFK era implacable, y también su éxito.

La elección de Kennedy fue objeto de enorme polémica por el recuento de votos, sobre todo por sucesos acaecidos en Chicago, donde la mano de Sam Giancana era fundamental.

El derrotado en 1960 fue Richard Nixon, que llegó a la presidencia en 1968, con los funestos resultados ya conocidos.

Los restos mortales de JFK descansan en un impactante panteón en el cementerio militar de Arlington, en Washington DC. Junto a él esta enterrada su desgraciada familia, citada con destinos trágicos desde aquella mañana de hace 50 años, cuando las balas mataron ignominiosamente al presidente en Dallas.

La voracidad sexual de JFK era implacable, y también su éxito

La leyenda americana dice que con él se fue el ideal americano, la ilusión por cambios profundos en aquella sociedad. Exiliados cubanos frustrados por Cochinos, sectores ultraconservadores contra los derechos a los negros, la mafia, la CIA, Edgar Hoover (director del FBI), amantes despechados… Kennedy tuvo tantos aliados peligrosos que se pudieron convertir en enemigos en un momento dado, que ha sido imposible detener el carro de las conspiraciones.

Tan extraño como su corto y ajetreado mandato es el asesino que cargó con las culpas, Lee Harvey Oswald, un exmarine, exfugado a Rusia, un chivo expiatorio en toda regla con aires de asesino, que bien pudo matarlo aquella mañana.

Medio siglo después del magnicidio más famoso de la historia (que hace ensombrecer hasta a la muerte de César a manos de Bruto), EEUU sigue aclamando al presidente que solo reinó 3 años. Quizás porque la leyenda es más hermosa que la realidad de aquel trienio.

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