Manifestantes antigubernamentales venezolanos han incendiado este domingo varios muñecos con la imagen del presidente, Nicolás Maduro, y otros altos cargos de su Gobierno en el marco de la tradición de quemar a Judas junto a los aspectos considerados más negativos del último año.
Así, en Santa Fe se ha quemado un muñeco de trapo con la cara del mandatario, mientras que en Prados del Este se han quemado 33 muñecos, algunos de ellos con la cara del presidente cubano, Raúl Castro; el ministro de Exteriores venezolano, Elías Jaua; y el gobernador del estado de Aragua, Tarek El Aissami.
Por otra parte, en Santa Sofía el Judas ha representado a la crisis en la sanidad, en Santa Paula a la crisis educativa y en Santa Marta las violaciones de la Constitución, según ha informado el diario venezolano 'El Universal'.
En Chacao se ha prendido un monigote con el nombre 'Fuerzas represivas del Gobierno', en el que los presentes han colocado perdigones y cartuchos de gases lacrimógenos y han pegado etiquetas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Agentes de la PNB y la GNB han intervenido posteriormente lanzando gases lacrimógenos contra los presentes, que también quemaron muñecos con la cara de Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Por otra parte, en la localidad de Catia han incendiado varios muñecos en representación de altos cargos de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), así como de la senadora María Corina Machado y el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López.
La crisis política en Venezuela estalló el pasado 12 de febrero, cuando arrancaron las protestas antigubernamentales y la represión de las mismas por parte de las fuerzas de seguridad y de civiles armados, que ya ha dejado 41 muertos, 674 heridos y 175 detenidos.
Desde entonces, opositores y oficialistas han marchado a diario para repudiar las acciones del contrario y llamar a un diálogo que aún no se ha producido porque la oposición exige antes la liberación de los detenidos, el desarme de los grupos pro gubernamentales y el fin de la represión.
La inestabilidad de Venezuela ha llevado a sus vecinos regionales a reunirse para buscar una solución. La Organización de Estados Americanos (OEA) se ha limitado a hacer un llamamiento al diálogo, a pesar de que Panamá había solicitado medidas efectivas, lo que ha llevado a Venezuela a romper las relaciones bilaterales.
La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) fue un paso más allá y, aunque expresó su respaldo a Maduro, creó una comisión de ministros de Exteriores que ha conseguido sentar a la mesa de negociaciones a Gobierno y oposición.