sábado, septiembre 21, 2024
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El boicot a Christine Lagarde en una prestigiosa Universidad americana

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Son estos los días de las graduaciones en las universidades norteamericanas. La noticia ya es conocida: la directora del FMI renunció a pronunciar hoy su discurso en la graduación en Smith College, en Northampton, Massachussets. Estos discursos, llamados commencement, son una tradición. Smith College es una de las más prestigiosas, perteneciente a las llamadas Seven Sisters y a la Ivy League. Es sólo para mujeres. Allí estudiaron la poeta Sylvia Plath, la pintora Joan Mitchell y muchas personalidades femeninas del país. Hoy, el treinta por ciento de las estudiantes son de otras razas que la blanca y el once por ciento vienen del extranjero, sobre todo de Africa, Asia y América del Sur.

Desde que se supo que Lagarde era la invitada, algunos grupos de estudiantes más radicales empezaron una dura campaña, acusándola de representante del capitalismo, del imperialismo y, en definitiva, de ir contra los principios de Smith que se basan en la equidad, la igualdad de razas y géneros… No era considerada, a pesar de ser una de las mujeres con más poder en el planeta (la 35ª, según Forbes), un buen modelo a seguir.

Ante la presión, Christine Lagarde declinó la invitación la semana pasada. La ha sustituido esa mañana radiante de domingo, perfecta, 18 de mayo, Ruth Simmons, que fue la primera presidente de color de Smith.

Emotiva, simpática, directa, tras bromear sobre la necesidad de último minuto de sustituir a otra personalidad de más prestigio, Simmons, muy a propósito, ha puesto el acento en defender la libertad de palabra y de pensamiento. Estos, ha dicho, son valores por los que esta tejana de origen modesto (una familia de doce hijos de un aparcero) ha luchado siempre, desde los tiempos de la discriminación racial y luego, como mujer. Con tacto y suavidad, ha ido en un crescendo para criticar que se haya impedido a Lagarde -a quien ha alabado como persona y amiga- hablar; porque eso sí va contra el espíritu universitario y la libertad de pensamiento. Al final, ha animado a las graduadas a expresar sus ideas y dejar que los demás las expresen, a abrirse siempre al debate y confrontación democráticos. Ha afirmado que ella luchará siempre porque, hasta personas como Donald Sterling, el dueño de los Clippers que dijo unas barbaridades del más ancestral racismo, puedan hablar, «aunque sea para decir idioteces».

En Smith College ha habido decepción pues una minoría ha impedido escuchar a una personalidad mundial. Las opiniones en el College y en la prensa norteamericana han sido variadas, unas a favor de esta 'desinvitación' (prácticamente una declaración de persona non grata a Lagarde), y del 'activismo', otras lamentando que la corrección política haya prevalecido, instituyendo de hecho una especie de censura previa. Otros van más lejos, acusando a las estudiantes de Smith de ser unas privilegiadas y unas mimadas.

Sorprende, no obstante, que Lagarde haya renunciado a venir, casi como si rehuyera el enfrentamiento. Ha justificado su tardía decisión para no perturbar el espíritu de estos dos días de ceremonias. Pero habría sido la ocasión para hablar, no del FMI y su controvertida política, sino para contar su experiencia como una mujer relevante (que a este título era invitada). Tampoco es totalmente negativo que se haya enterado de que las políticas del FMI son impopulares y muy discutibles (como han señalado Paul Krugman y otros eminentes economistas), incluso en un lugar como Smith, donde las alumnas pertenecen a la élite.

Este caso es significativo porque ilustra algo que está sucediendo cada vez más, incluso en España, donde el enfrentamiento ideológico o político está teñido de censuras, autocensuras, y descalificaciones. Lo políticamente correcto no es precisamente lo más liberal ni democrático.

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