Un militar estadounidense tiene más probabilidades de suicidarse que de morir en combate, según los últimos datos difundidos por el Departamento de Defensa y por la web icasualties.org, correspondientes al año 2013.
Con la retirada de las tropas estadounidenses de Irak y de Afganistán el número de bajas en combate estadounidenses ha caído drásticamente (127 muertos), hasta quedar por debajo del número de suicidios (255 muertos).
Sin embargo, los programas de ayuda puestos en marcha por el Pentágono no parecen tener un impacto significativo, pues el número de suicidios se sitúan en torno a los 300 desde 2010, todo ello a pesar de la salida de Irak y Afganistán, según las cifras recogidas por el medio digital estadounidense 'Vox'.
El informe publicado por el Pentágono recoge además la muerte de 74 militares en activo por suicidio en el primer trimestre de 2014. A todas estas cifras habría que sumar los muertos por suicidio entre los reservistas (86 en 2013 y 24 en el primer trimestre de 2014) y entre los miembros de la Guardia Nacional (134 en 2013 y 22 en el primer trimestre de 2014).
La cuestión ha sido objeto de debate por parte de la clase política, pero por ahora las iniciativas legislativas se han quedado empantanadas en el Congreso, concretamente en el Senado.
Un organismo nacional, el Instituto de Medicina (IOM) ha realizado un informe en el que destaca que el Departamento de Asuntos de los Veteranos y el Departamento de Defensa deberían tener una cadena de mando más clara, un sistema de buenas prácticas y mecanismos de evaluación sobre la eficacia de los tratamientos.
El Departamento de Asuntos de los Veteranos ha declarado el mes de septiembre como el mes de la prevención del suicidio.