El Departamento de Salud del estado de Texas ha confirmado este miércoles que hay un segundo caso de ébola, un trabajador sanitario que atendió al primer paciente de origen liberiano diagnosticado con el virus en Estados Unidos y que falleció la semana pasada.
El trabajador se encuentra aislado en el Hospital Presbiteriano de Dallas, según fuentes gubernamentales del Estado estadounidense.
La enfermera Nina Pham, que también estuvo en contacto con el paciente liberiano, dio positivo por el virus el pasado domingo y se convirtió en el primer caso de contagio en EEUU.
«Un segundo trabajador sanitario del Hospital Presbiteriano de Texas que trató al primer paciente diagnosticado con ébola en Estados Unidos ha dado positivo por la enfermedad», ha explicado el Departamento de Salud de Texas.
El trabajador infectado informó este martes de que tenía fiebre y fue «inmediatamente» puesto en aislamiento en el centro hospitalario. El Departamento de Salud tejano ha indicado que varios responsables sanitarios han entrevistado a este último paciente para «identificar rápidamente cualquier contacto o potenciales exposiciones» y determinar así «las personas que serán vigiladas».
«El tipo de vigilancia depende de la naturaleza de sus interacciones y su posible exposición al virus», han explicado las autoridades sanitarias de Texas.
El Departamento de Salud de Texas ha explicado, además, que el nuevo enfermo de ébola «estaba entre los que trataron a Thomas Eric Duncan después de que fuera diagnosticado con ébola». «La prueba preliminar de ébola se realizó a última hora del martes en un laboratorio estatal de Austin y los resultados se recibieron en torno a la medianoche», ha indicado.
Posteriormente, los Centros de Prevención y Control de Enfermedades realizarán una prueba adicional de confirmación de ébola en sus instalaciones de Atlanta.
Las autoridades sanitarias de Texas han recordado que el ébola se contagia por el «contacto directo con los fluidos corporales de una persona enferma o con la exposición a objetos contaminados con el virus como pueden ser unas agujas». «Las personas no pueden contagiar el virus antes de que síntomas como la fiebre aparezcan», ha subrayado.
Los sanitarios denuncian improvisación y caos
Las enfermeras del Hospital Presbiteriano de Texas han denunciado en una carta el caos que se produjo en el centro durante el ingreso de Thomas Eric Duncan, el liberiano que fue el primer caso de ébola en Estados Unidos y que ha fallecido víctima del virus, y la falta de preparación y protección del personal para atender la situación.
Su denuncia se produjo este martes, horas antes de que las autoridades de Texas informaran de que un segundo trabajador sanitario del centro ha contraído el ébola tras tratar a Duncan. El domingo, se había informado de que una enfermera, Nina Pham, se había contagiado del mortífero virus.
La misiva fue leída por Deborah Burger, copresidenta de National Nurses United, el sindicato de enfermería de Estados Unidos, si bien el personal del Hospital Presbiteriano no está sindicado. Según la directora ejecutiva del sindicato, Rose Ann De Moro, las enfermeras tenían miedo de perder su empleo si revelaban sus nombres.
En la carta, recogida por 'Los Angeles Times', las enfermeras relatan que el 28 de septiembre, cuando Duncan llegó al hospital días después de que le hubieran mandado a casa pese a sus dolores abdominales, fiebre y dolor de cabeza, «estuvo durante varias horas, no en aislamiento» sino en una zona «donde había hasta otros siete pacientes».
«A continuación, la enfermera supervisora llegó y pidió que fuera trasladado a una unidad de aislamiento, si bien se enfrentó a la férrea resistencia de otras autoridades del hospital», explican las enfermeras.
Las muestras tomadas a Duncan fueron enviadas mediante el sistema usual del centro, «sin estar específicamente selladas y entregadas en mano». «El resultado es que todo el sistema de tuberías se vio potencialmente contaminado», precisan.
No había un protocolo de actuación
Asimismo, en su comunicado, denuncian que el hospital no contaba con reglas claras sobre cómo tratar a pacientes con ébola, pese a que desde hacía meses los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta habían alertado sobre la posibilidad de que se produjeran casos de ébola en Estados Unidos.
«No había preparación de antemano sobre qué hacer con el paciente. No había protocolo. No había sistema. Se pidió a las enfermeras que llamaran al departamento de enfermedades infecciosas» si tenían dudas, pero ese departamento tampoco tenía respuestas, lamentan.
Así que las enfermeras tuvieron que improvisar cómo gestionar las «copiosas cantidades» de fluidos corporales altamente contagiosos de Duncan vestidas con guantes que no estaban sellados en las muñecas, con batas ligeras que no cubrían sus cuellos y sin calzas quirúrgicas, subrayan.
«Los responsables del hospital permitieron que enfermeras que interactuaron con Duncan continuaran luego con sus tareas habituales de atender a pacientes», exponiendo potencialmente a otras personas la virus, advierten.
El hospital se defiende
Desde la dirección del hospital aseguran seguir todas las directrices de los CDC y estar preparados para el ébola. «La seguridad de los pacientes y los empleados es nuestra mayor prioridad y nos tomamos su cumplimiento muy en serio», ha señalado el centro en un comunicado.
«Tenemos numerosas medidas en vigor para aportar un entorno de trabajo seguro, incluido entrenamiento anual obligatorio y una línea de atención las 24 horas del día los siete días de la semana y otros mecanismos que permiten informar de forma anónima», ha añadido el centro. «Seguiremos revisando y respondiendo a cualquier preocupación planteada por nuestras enfermeras y empleados», ha asegurado.
Cerca de 9.000 casos confirmados
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado este martes de que las muertes por ébola ascienden ya a 4.447 mientras que el número de casos confirmados es de 8.914, al tiempo que ha advertido que se superarán los 9.000 esta semana.
La OMS ha confirmado casos de contagio en siete países, entre ellos España. La agencia reconoce que basa sus balances en datos aproximados y que la cifra real podría ser superior a la oficial por la falta de información y acceso.