La Corte Internacional de Justicia ha rechazado las demandas interpuestas por Croacia y Serbia por acusaciones mutuas de delitos de genocidios durante las guerras de los Balcanes en la década de los 90 por considerar que ambos países no han demostrado que existiera una intención directa de aniquilar a toda o una parte de la población del país vecino, han informado la agencia de noticias serbia Tanjug y la BBC.
En la lectura del primer veredicto, el presidente de la CIJ, el magistrado Peter Tomka, ha subrayado que «Croacia no ha probado» su acusación de que Serbia cometió un genocidio, por lo que su demanda «ha sido rechazada en su conjunto». «Las acciones no fueron cometidas con la intención específica que las definiría como un genocidio«, ha asegurado.
Tras exponer las razones por las que también ha rechazado la contrademanda interpuesta por Serbia, Tomka ha dejado claro que tanto las fuerzas croatas como las serbias cometieron crímenes durante la guerra pero no se han encontrado pruebas suficientes para confirmar que hubiera «una intención concreta» de cometer genocidio.
En su denuncia, el Gobierno de Zagreb argumentó que las fuerzas militares de la antigua Yugoslavia cometieron un genocidio en la localidad croata de Vukovar en agosto de 1991, durante la guerra de Croacia (1991-1995). Posteriormente, el Gobierno de Serbia presentó su propia denuncia por la expulsión de más de 200.000 serbios del territorio croata durante el conflicto bélico.
Unas 20.000 personas murieron durante la guerra de Croacia, que comenzó tras la secesión del país de la antigua Yugoslavia. La localidad croata de Vukovar quedó devastada tras ser ocupada durante tres meses por fuerzas serbias en 1991. Decenas de miles de croatas tuvieron que abandonar sus hogares y unos 260 de ellos fueron detenidos y ejecutados por las fuerzas serbias.
Cuatro años después, la operación Tormenta del Ejército croata bombardeó la zona de la Krajina, un territorio croata con mayoría serbia, lo que llevó a unas 200.000 personas a abandonar sus hogares.