jueves, noviembre 28, 2024
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El avispero sirio

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Siria cumple cuatro años de un conflicto armado marcado en el plano militar por la creciente fragmentación de las fuerzas participantes y la irrupción de varios grupos yihadistas que han aprovechado la revolución para reforzarse y ampliar su territorio de operaciones. 

Estos grupos armados extremistas, entre ellos el Frente al Nusra -rama de Al Qaeda en Siria- y el Estado Islámico, defienden postulados ideológicos muy alejados de los objetivos de los revolucionarios y cuentan con la oposición de la mayoría de la ciudadanía debido a su violencia y sus interpretaciones retrógradas del Islam. 

La expansión del conflicto y la importancia de Siria en la región ha provocado además que varios grupos armados de los países vecinos hayan intervenido en la guerra para respaldar a sus aliados internos o a sus propios intereses. 

Por su parte, numerosos gobiernos de la región y de la comunidad internacional han tomado posiciones, respaldando con financiación, armas o ayuda no letal a alguno o varios de los grupos que participan en los combates, complicando un panorama desolador.

La situación ha derivado en una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia reciente, con más de 200.000 muertos, 700.000 heridos, 3,8 millones de refugiados y 12,2 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria, según los datos de la ONU, si bien las cifras podrían ser aún mayores.

En la actualidad, la comunidad internacional ha puesto el foco en la lucha contra el Estado Islámico, lo que ha rebajado la presión contra el presidente, Bashar al Assad, que ha visto justificada su retórica de lucha antiterrorista para justificar su represión y, si bien muchos países siguen viendo su salida como una prioridad, han desviado sus esfuerzos a luchar contra este grupo, asentado también en Irak.

Estos son los principales grupos armados que participan en la guerra: 

Las fuerzas progubernamentales

Las fuerzas progubernamentales han sufrido un proceso de conversión en el que cada vez han ganado un mayor peso las milicias y brigadas progubernamentales, que han sustituido a las fuerzas regulares en numerosas áreas del país. 

Así, del lado de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Defensa Nacional (FDN), ambas encabezadas por el presidente, Bashar al Assad, figuran milicias como los Batallones Baaz y la Resistencia Siria, un grupo de tendencia marxista-leninista –si bien con un marcado sesgo alauí– que opera principalmente en el noroeste del país. 

La más importante de todas ellas son las FDN, surgidas en 2012 a través de la unión de los Comités Populares y otros grupos armados pro Al Assad y que operan bajo el mandato de comandantes regionales coordinados desde Damasco. Junto a ellos figuran los Batallones Baaz, que también parecen contar con una estructura centralizada nacional y que operan como el brazo armado del partido. Se trata de uno de los grupos progubernamentales más importantes en Alepo. 

Otro de los partidos que han desarrollado un brazo armado y que participan del lado de las fuerzas progubernamentales es el Partido Nacionalsocialista Sirio, fundado en Beirut y de aspiración de un estado-nación sirio en el Creciente Fértil, una región histórica que abarca territorios de los actuales Egipto, Siria, Líbano, Turquía, Irak, Kuwait e Irán. 

Las milicias extranjeras del lado de Al Assad 

La influencia de los países de la región en Siria -o viceversa- ha llevado a numerosos grupos extranjeros a participar en la guerra. Entre ellos destaca el partido-milicia chií libanés Hezbolá, uno de los principales aliados políticos y militares de Al Assad. Además, el Partido Árabe Democrático, un partido alauí libanés, respalda al presidente sirio. 

Las facciones palestinas se han visto también involucradas en el conflicto, destacando entre ellas el Ejército de Liberación de Palestina, surgido como rama armada de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) si bien nunca ha estado bajo su control efectivo, y el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG). 

Asimismo, numerosas brigadas iraquíes de mayoría chií, como los Batallones Hezbolá, la Red Jazali y la Brigada del Día Prometido, combaten en distintas partes del país en apoyo a las fuerzas gubernamentales.

El Gobierno de Al Assad, pese a la oposición de la inmensa mayoría de los países occidentales, cuenta con el respaldo diplomático de Rusia, China, Irán, Irak, Venezuela y Corea del Norte.

Teherán se ha involucrado además activamente en el conflicto en el plano militar, facilitando asesores militares y desplegando sobre el terreno a miembros de los Basij, la Guardia Revolucionaria y las Fuerzas Quds.

Los grupos revolucionarios

Los grupos armados revolucionarios, surgidos en respuesta a la represión de las protestas por parte de las fuerzas gubernamentales y conformados en un inicio por desertores del Ejército y por personas que tomaron las armas para enfrentarse a las tropas regulares, han ido perdiendo peso con el paso de los meses, a pesar de contar con el respaldo de parte de la comunidad internacional.

Pese a que estos grupos opositores son englobados generalmente en el Ejército Libre Sirio (ELS), es más exacto hablar de la existencia de miles de grupos armados individuales y de consejos militares que conforman una red, si bien parte de la misma se ha hundido con rapidez debido al desarrollo de los acontecimientos.

El principal grupo opositor armado es el Frente Islámico, integrado en su momento por casi la mitad de las formaciones armadas opositoras, entre las que figuran siete de los principales grupos islamistas del país. Desde su origen rechazó la autoridad de la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria (CNFORS), revelando su escasa influencia sobre el terreno. 

Otro de los grupos con un importante peso en la actualidad es el Frente de los Revolucionarios Sirios, con una gran influencia en el norte y el sur del país y liderado por Yamal Maaruf. Está integrado por varias brigadas del ELS y surgió en respuesta a la creación del Frente Islámico, si bien ambos se reconciliaron tras varias semanas de enfrentamientos.

El grupo, que además de enfrentarse a las fuerzas de seguridad ha protagonizado numerosos combates con el Frente al Nusra, mantiene buenas relaciones con el Gobierno de Arabia Saudí y con Ahmed Yarba, antiguo líder de la CNFORS. Estados Unidos le ha entregado además ayuda no letal.

Otra formación islamista armada que ha surgido en el marco del conflicto como respuesta a la creciente presencia de fuerzas yihadistas es el Ejército de los Muyahidín, creado en enero de 2014 tras la ofensiva del Estado Islámico en Alepo y con una importante presencia en la ciudad y sus alrededores. De forma previa a su creación, sus principales miembros mantuvieron lazos con Qatar y con la rama siria de Hermanos Musulmanes. 

Por último, cabría destacar al Consejo del Comando Revolucionario, creado por 17 grupos armados con una agenda de oposición al régimen y a las operaciones del Estado Islámico en el país. Desde su surgimiento, se han unido a sus filas otras 23 formaciones, con una importante variedad ideológica.

El peso de las fuerzas kurdas en el norte de Siria

En otro orden de cosas, hay que destacar la importante presencia y potencia de fuego de las fuerzas kurdas, que han resurgido durante el conflicto para reforzar sus demandas de independencia o una mayor autonomía en la región de Rojava.

Lideradas por las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Unidades Femeninas de Protección (YPJ), cuentan con el apoyo de Ayasish, cuya tarea es garantizar la seguridad los territorios bajo el control del Comité Supremo Kurdo –Afrin, Yazira y Kobani–. 

Las YPG –brazo armado del Partido Unión Democrática– han adoptado una posición defensiva para proteger a la población kurda de estas áreas, siendo uno de los actores clave en la lucha contra los avances en el noreste de Siria del Estado Islámico. En esta batalla han contado con la ayuda de los peshmerga, las fuerzas de seguridad del Kurdistán iraquí, que también combaten a los yihadistas en el país vecino.

Las fuerzas kurdas están contando con el respaldo aéreo de la coalición internacional contra el Estado Islámico, encabezada por Estados Unidos, si bien, al contrario que en Irak, no está contando con el apoyo de las fuerzas gubernamentales, a las que se opone en Siria por la represión de sus aspiraciones autonomistas durante el régimen de Al Assad. 

Las fuerzas yihadistas

Pese a ser uno de los últimos grupos armados en irrumpir en el conflicto, el peso adquirido por el grupo en Irak y la extrema violencia en sus prácticas han puesto al Estado Islámico en el foco de todas las miradas en la región y el mundo.

La formación, relacionada pero no vinculada con Al Qaeda –que ha rechazado los métodos del grupo-, ha conseguido importantes avances en Irak y Siria, provocando una intervención internacional para intentar evitar su expansión en estos países y el resto de la zona.

A pesar de algunas afinidades ideológicas, el Estado Islámico –que proclamó el año pasado su califato–, se ha enfrentado además a otras formaciones yihadistas presentes de forma previa en Siria como el Frente al Nusra y el Grupo Jorasán, parte de la red de Al Qaeda y que se coordina con su rama en Siria. 

Junto a ellos figura Jund al Aqsa, una escisión del Frente al Nusra debido a su enfrentamiento con el Estado Islámico. En la actualidad, está formado fundamentalmente por desertores de otras milicias islamistas y forma parte de la Alianza Muhayirin wa Ansar, de la que también forman parte los grupúsculos salafistas Liwaa al Umma, la Brigada Omar y la Brigada Haq. 

 

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