España se ha sumado a la propuesta de Estados Unidos de iniciar negociaciones con el régimen de Bachar Al Assad para poner fin al conflicto civil en Siria, que este domingo ha cumplido cuatro años y ha provocado una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia reciente, con más de 200.000 muertos, casi 4 millones de refugiados y 12,2 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha abogado por cooperar con Damasco para buscar una solución pacífica a la crisis siria y también para frenar la expansión del Estado Islámico. «El régimen de Bashar al Assad, incluso Bashar al Assad, debe ser parte de la negociación aunque no forma parte de la solución», ha explicado el jefe de la diplomacia española al término de una reunión en Bruselas. El pasado fin de semana, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llegó a reconocer en una entrevista que «al final» habrá que dialogar con el mandatario sirio si se quiere poner punto y final al conflicto sirio.
Margallo ha subrayado que España viene defendiendo el planteamiento que ahora proclama Kerry desde febrero de 2012, ya que considera absolutamente necesario «hablar con las dos partes» cuando «hay una guerra», aunque «Al Assad no podría ser parte de la solución del futuro de Siria dado su historial de crímenes y masacres contra su pueblo». «Pero una cosa es ser parte de la negociación y otra parte de la solución», ha insistido el titular de Exteriores.
El ministro también ha lamentado que se hayan «perdido cuatro años» para buscar una solución al conflicto sirio y que el Estado Islámico «esté aprovechado el desgaste entre las dos partes para ocupar espacios en Siria y también en Irak».
No obstante, la propuesta de Estados Unidos no ha sido vista con buenos ojos por otros países, entre ellos Francia, que se ha desmarcado de Washington y ha insistido en que Al Assad no puede participar en unas hipotéticas negociaciones para poner fin al conflicto. París defiende que la posición que se debe tomar en esta crisis gira en torno a la declaración pactada en Ginebra en 2012.
Así las cosas, el debate está sobre la mesa entre quienes abogan por abrir vías de comunicación con Damasco y los que se oponen rotundamente a hipotéticas negociaciones, justo en un momento en el que la lucha contra el Estado Islámico es la gran prioridad de la comunidad internacional y ha decrecido la presión contra el presidente sirio, quien a su vez ha visto justificada su retórica de lucha antiterrorista y mantener así la represión.