Al menos 2.000 mujeres y niñas han sido secuestradas por el grupo terrorista nigeriano Boko Haram desde el comienzo de 2014 y muchas han sido forzadas a la esclavitud sexual y entrenadas para luchar, según un informe de Amnistía Internacional publicado con motivo del primer aniversario del secuestro de más de 200 niñas de la escuela de Chibok.
El informe 'Nuestra labor es disparar, asesinar y matar: el reinado del terror de Boko Haram' documenta los múltiples crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad perpetrados por Boko Haram, incluido el homicidio de al menos 5.500 civiles, mientras el grupo armado arrasaba el noreste de Nigeria durante 2014 y comienzos de 2015.
Según la ONG, el documento arroja nueva luz sobre los «brutales métodos» empleados por el grupo armado en el noreste de Nigeria, donde hombres y niños son reclutados con regularidad o ejecutados sistemáticamente y donde a las mujeres y las niñas se las secuestra, encarcela y, en ocasiones, se las viola, se las obliga a contraer matrimonio y se las hace participar en ataques armados, a veces contra sus propias ciudades y pueblos.
«Los indicios que presenta este espeluznante informe, un año después del terrible secuestro de las niñas de Chibok, ponen de manifiesto la magnitud y la depravación de los métodos de Boko Haram», ha denunciado el secretario general de AI, Salil Shetty.
«Hombres, mujeres, niños y niñas, cristianos y musulmanes han sido víctimas de homicidio, secuestro y brutalidades a manos de Boko Haram durante un reinado del terror que ha afectado a millones de personas», ha subrayado. Para Shetty, «los recientes éxitos del Ejército podrían ser el principio del fin de Boko Haram, pero aún queda mucho por hacer para proteger a la población civil, resolver la crisis humanitaria y comenzar el proceso de curación».
Las 276 escolares secuestradas en Chibok –algunas de las cuales consiguieron escapar- – fueron objeto de la atención internacional con ayuda de la campaña #BringBackOurGirls (Devuelvan a nuestras niñas), «pero las escolares desaparecidas son sólo una fracción de las mujeres, niñas, hombres jóvenes y niños secuestrados por Boko Haram», subraya Amnistía.
Según ha documentado AI mediante las declaraciones de casi 200 testigos, incluidas 28 mujeres y niñas secuestradas que lograron escapar, Boko Haram se llevaba a las mujeres y niñas que secuestraba directamente a campos situados en comunidades remotas o a campos de tránsito improvisados, como el creado en la cárcel de Ngoshe. Desde estos campos de tránsito, las trasladaban a viviendas de ciudades y pueblos y las adoctrinaban con su versión del islam, preparándolas para el matrimonio. En algunos casos, las entrenaban en el uso de armamento y explosivos, además de someterlas a violaciones.
Homicidios masivos
Desde comienzos de 2014, Amnistía Internacional ha documentado al menos 300 incursiones y ataques de Boko Haram contra la población civil. En los ataques a ciudades, el grupo se dirigía sistemáticamente primero contra el Ejército o la Policía, haciéndose con armas y munición, y luego contra la población civil, disparando a quien intentaba escapar, cercando y ejecutando a los hombres en edad de combatir. En Gwoza, Boko Haram mató al menos a 600 personas durante el ataque del 6 de agosto de 2014.
Según contaron testigos del ataque a Amnistía Internacional, los atacantes perseguían a todo el que intentaba escapar. «Iban en moto a las zonas circundantes, a cada esquina, y disparaban. Sólo disparaban contra los hombres», contó un testigo. Miles de personas huyeron a las montañas de los alrededores, donde los combatientes de Boko Haram las persiguieron y las obligaron a salir de las cuevas donde se escondían arrojándoles botes de gas lacrimógeno. Luego secuestraron a las mujeres y mataron a los hombres, precisa la ONG. Por otra parte, las imágenes de satélite encargadas por Amnistía Internacional han permitido a la organización documentar la magnitud de la devastación causada por Boko Haram.
La vida bajo Boko Haram
El informe documenta el reinado del terror bajo el dominio de Boko Haram. Según se ha documentado, poco después de tomar una ciudad, el grupo armado reunía a la población para anunciarle las nuevas normas y restricciones de circulación, que afectaban especialmente a las mujeres.
La mayoría de los hogares dependían de que los niños y niñas consiguieran comida o de la visita de miembros de Boko Haram para ofrecerles ayuda y repartir comida procedente de saqueos. Boko Haram castigaba duramente el incumplimiento de sus normas. Por ejemplo, no asistir a las oraciones diarias se castigaba con la flagelación pública.
Una mujer que pasó cinco meses bajo el control de Boko Haram en Gamborou dijo a Amnistía Internacional que había visto castigar a una mujer con 30 latigazos por vender ropa de niño y ejecutar a una pareja por adulterio. Un niño de 15 años de Bama, que no fue reclutado ya que sufría una discapacidad, relató que había presenciado 10 lapidaciones.
«Las lapidaciones eran los viernes. Reunían a todos los niños y niñas y les pedían que tiraran las piedras. Yo participé en las lapidaciones (…) Cavaban un agujero, los enterraban hasta el cuello y les apedreaban la cabeza. Cuando morían, dejaban las piedras hasta que el cuerpo se descomponía».
En otro orden de cosas, el informe también pone de manifiesto las crecientes tensiones entre cristianos y musulmanes. Muchos cristianos entrevistados por Amnistía Internacional creen que los musulmanes han informado a Boko Haram sobre su paradero o no han compartido información sobre ataques inminentes, lo cual ha generado un clima de desconfianza en algunas comunidades que hasta entonces habían vivido juntas en armonía.
Ante este panorama, Amnistía Internacional pide que Boko Haram deje de matar civiles y que el Gobierno nigeriano tome todas las medidas legales posibles para garantizar la protección de la población civil y restaurar la seguridad en el noreste del país. Asimismo, la comunidad internacional debe seguir ayudando al nuevo Gobierno de Nigeria que encabezará Muhamadu Buhari a abordar la amenaza que supone el grupo armado.
«El cambio de gobierno en Nigeria ofrece la oportunidad de dar un nuevo enfoque a la seguridad en Nigeria tras el lamentable fracaso de los últimos años«, ha opinado Shetty.
«Las personas secuestradas deben ser rescatadas. Los crímenes de guerra y de lesa humanidad deben ser investigados. Deben exhumarse los cadáveres de las fosas comunes e impedir que haya más homicidios, y los culpables de todo este inenarrable sufrimiento deben comparecer ante la justicia», ha reclamado. En este sentido, la ONG reclama que la información sobre Boko Haram documentada debe ser estudiada por el Tribunal PenalInternacional como parte de su examen preliminar en curso sobre la situación en el noreste de Nigeria.