Unos 123 millones de personas en Europa se encuentran en la actualidad en riesgo de pobreza o exclusión, lo que representa una cuarta parte de la población total y constituye, según la ONG Oxfam Intermón, un «nivel inaceptable» de desigualdad en el continente.
En su informe 'Europa para la mayoría, no para las elites', publicado este miércoles, la ONG insta a «cambiar ya el rumbo de la desigualdad y la pobreza en Europa» e incide en que «casi 50 millones de personas sufren severas privaciones materiales» por carecer de dinero para pagar por ejemplo la calefacción de sus viviendas o afrontar gastos imprevist
Según Oxfam Intermón, desde 2009 hasta 2013, en los 27 países que entonces integraban la UE el número de personas que pasaban privaciones materiales severas aumentó en 7,5 millones. Por colectivos, los que más probabilidades tiene de vivir en situación de pobreza son mujeres –hay más mujeres que hombres con ingresos un 60% inferior a la media y la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 16%–, jóvenes –en 2013, más de 13,1 millones, es decir, cerca del 32% estaban en situación de pobreza, casi medio millón más que en 2010– e inmigrantes –hasta el 40% de este colectivo está en riesgo de pobreza en algunos países, frente a la media del 10 al 23% en los nacionales–.
En el caso concreto de España, es uno de los países donde más ha aumentado la desigualdad, ya que el número de personas que viven en situación de privación material severa se ha duplicado desde 2007 hasta los tres millones actuales. Según Oxfam, en 2013 España ocupaba el puesto 15 con mayor desigualdad de ingreso de mercado, es decir, antes de impuestos y transferencias, pero si se aplican estos, se sitúa en el cuarto puesto.
Pero, subraya la ONG, «la pobreza en la UE no es un problema de escasez, sino de distribución de los recursos» y se remite a los datos de un estudio de Credit Suisse según el cual el 1 por ciento más rico de los europeos tienen casi un tercio de la riqueza del continente. Es decir, añade, «los 7 millones de personas más ricas de Europa poseen la misma riqueza que los 662 millones más pobres», lo que incluye también a países que no forman parte de la UE.
Pero, ¿por qué estos «niveles inaceptables de pobreza y desigualdad»?. En primer lugar, según Oxfam, porque los más ricos, junto con las empresas y los grupos de interés «han secuestrado los procesos de toma de decisiones políticas, manipulándolos para que favorezcan sus intereses, en detrimento de aquellos a quienes estos procesos deberían servir».
Concentración de la riqueza
Como consecuencia de ello, aumenta la desigualdad económica, puesto que se diseñan sistemas fiscales y políticas gubernamentales «para beneficiar a las élites, en detrimento de la mayoría de la población». Esto tiene como resultado, prosigue el informe, que los más ricos acumulen aún más riqueza y mayor capacidad de influencia. «Este círculo vicioso de concentración de la riqueza, abuso de poder y abandono de la ciudadanía repercute negativamente en el crecimiento económico, la estabilidad social y la democracia, así como en la exclusión y la pobreza», advierte la ONG.
Por otra parte, las medidas de austeridad que se han aplicado en algunos países de la UE «han hecho que la responsabilidad de reducir el déficit público recaiga enteramente en la población pobre y vulnerable» con el grave impacto que ello está teniendo ya que, entre otras cosas, se está recortando el gasto público y se están privatizando los servicios públicos.
Otro de los motivos para estos elevados niveles de pobreza, según Oxfam, son los «los injustos sistemas fiscales» que «están contribuyendo a incrementar la brecha de desigualdad» puesto que «tienden sistemáticamente a gravar en mayor medida el trabajo y el consumo que el capital». A esto se suman los efectos que la evasión y la elusión fiscal, que en la UE ascenderían a un billón de euros anuales, lo que, según un estudio, permitiría duplicar la inversión total en sanidad pública en los países miembro.
No es inevitable
Pero, desde su experiencia en otros continentes, Oxfam considera que «la desigualdad económica y la pobreza no son inevitables» sino que «hay alternativas». Esto pasa por desarrollar políticas destinadas a acabar con «este círculo de pobreza, desigualdad y secuestro democrático que exacerba el deterioro de las democracias».
Hacen falta «un mayor gasto social y una mejora en la prestación de los servicios públicos, así como empleos y salarios dignos y sistemas fiscales progresivos» para lograr «una sociedad más justa», ha reclamado.
Así las cosas, hace cuatro recomendaciones a los gobiernos y las instituciones de la UE, empezando por «fortalecer la democracia institucional». Esto pasa por hacer que los ciudadanos participe «de forma más significativa en los procesos democráticos», principalmente en la elaboración de los presupuestos y por garantizar que la elaboración de las políticas es «menos permeable a los intereses particulares», por ejemplo con un registro público de 'lobbies'.
En segundo lugar, reclama «reinvertir en los servicios públicos», garantizando que tanto la atención sanitaria como la educación sean «gratuitas, públicas y universales para todas las personas». Asimismo, es necesario priorizar la elaboración de presupuestos «con una perspectiva de género» y que la asignación de fondos «promueva la igualdad de género».
En este apartado, Oxfam reclama igualmente «desarrollar sistemas de protección social que respondan a las necesidades de los colectivos más vulnerables, protejan a los hogares de renta baja y ofrezcan servicios sociales dirigidos a la población infantil y juvenil».
Empleos y salarios dignos
En tercer lugar, recomienda «garantizar empleos y salarios dignos». Para ello, propone «garantizar que el empleo esté conectado con los sistemas de protección social» y «abordar la brecha salarial entre hombres y mujeres». También defiende «reconocer la contribución del trabajo de cuidados no remunerado, y ayudar a reducir la carga del mismo, que recae mayoritariamente sobre las mujeres, ofreciendo guarderías así como atención para las personas mayores, además de bajas familiar y médica remuneradas, un horario laboral flexible y baja de maternidad y paternidad remuneradas».
Por último, reclama «justicia fiscal», incrementando la cooperación para luchar contra la evasión fiscal y adoptar un marco de reporte global sobre información clave de las grandes empresas que operan en Europa, para garantizar que estas «tributen allí donde tiene lugar la actividad económica real».
Asimismo, considera necesario «prestar mayor atención al impacto que las políticas fiscales de la UE tienen en los países en desarrollo, y apoyar a estos países para que aumenten progresivamente sus ingresos fiscales» así como apoyar la «participación igualitaria» de estos países en las negociaciones y toma de decisiones sobre fiscalidad a nivel internacional». Y, finalmente, llama a «promover sistemas fiscales nacionales progresivos en toda Europa».
«Este informe señala claramente cómo el incremento de la pobreza y la desigualdad son consecuencias directas de decisiones políticas erróneas que son fácilmente reversibles», ha resaltado el director general de Oxfam Intermón, Jaime Vera.
«Es incomprensible que en un momento de crisis, donde se necesita proteger a los más vulnerables, las medidas que se adoptan son las contrarias: por un lado reducir la inversión en políticas públicas y por el otro poner en marcha un sistema fiscal que beneficia a los que más tienen y empobrece a la mayoría», ha remachado.