jueves, octubre 3, 2024
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Scilingo, en prisión por los ‘vuelos de la muerte’, logra un permiso de seis días

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El exmilitar argentino Adolfo Scilingo, condenado en España a más de mil años de cárcel por delitos contra la Humanidad cometidos durante la dictadura de su país, ha obtenido por primera vez un permiso para salir seis días de la cárcel, según un auto de la Audiencia Nacional comunicado este viernes a la prisión de Alcalá de Henares (Madrid) en la que está recluido.

Scilingo lleva en cárceles españolas desde julio del año 2001 y ahora, más de 14 años después, ha recibido la autorización judicial para disfrutar de un primer permiso. Lo hará en compañía de su mujer, de nacionalidad española y varios familiares que tienen previsto desplazarse a España para estar con él, según han informado fuentes conocedoras de la situación del ex militar implicado en los crímenes cometidos en el llamado Proceso de Reorganización Nacional entre los años 1976 y 1983.

El Tribunal Supremo confirmó en 2007 su condena a un total de 1.084 años de cárcel por un delito de lesa humanidad con el resultado de 30 muertes con la agravante de alevosía, una tortura y 256 detenciones ilegales. Los jueces consideraron probado que el ex oficial de Marina de guerra argentino participó al menos en dos 'vuelos de la muerte', en los que 30 personas murieron tras ser arrojadas al mar desde dos aviones tras ser engañadas y narcotizadas.

Hasta en cuatro ocasiones la cárcel en la que está preso había propuesto por unanimidad que se le concediese este permiso de salida. La primera propuesta en este sentido se elevó el pasado mayo y la última el 12 de noviembre. Se da la circunstancia de que la misma cárcel rechazó la petición que había hecho Scilingo de acceder al tercer grado penitenciario que le hubiese permitido ir a la cárcel sólo para dormir. Una de las razones por las que se le denegó ese tercer grado fue que el condenado no admitía sus crímenes.

Condena hasta 2026

A pesar su milenaria condena, el límite máximo de cumplimiento en prisión para Scilingo se fijó en 25 años por lo que no termina de cumplir su pena hasta el 20 de abril de 2026. Está clasificado en segundo grado penitenciario, que permite disfrutar de hasta 36 días al año de permiso fuera de la cárcel (repartidos en bloques de un máximo de siete días) siempre y cuando que se cumplan una serie de requisitos y con la autorización de los jueces.

El juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, no adoptó ninguna decisión en relación a las tres primeras propuestas que elevó la cárcel. Ha sido a la cuarta cuando el magistrado ha accedido a su salida amparándose en que estos permisos son «un mecanismo tratamental necesario para la preparación de la vida en libertad del interno».

No obstante, el juez antes de dictar su auto, quiso saldar las «contradicciones» teniendo en cuenta que la cárcel en su día se opuso a darle el tercer grado. Por ello pidió al centro penitenciario informes adicionales sobre la evolución del preso. En esa información se detallaba que Scilingo cumple los requisitos mínimos: tiene el segundo grado, ha cumplido la cuarta parte de su pena y muestra buena conducta (sólo le consta una sanción).

Aún así el juez valoró otras circunstancias. A favor del condenado  cuentan la «antigüedad» de los hechos por los que fue condenado o que ya ha cumplido la mitad de su condena. En contra de Scilingo pesa la «especial gravedad» de los crímenes que cometió, «especialmente violentos», el «ensañamiento» con el que los hizo, la «alarma social» que puede generar su excarcelación o su elevada pena.

El juez va contestando a estas cuestiones y empieza por explicar que «no hay ningún hecho delictivo por terrible que sea que impida la posibilidad de reinserción del penado». Recuerda que Scilingo tiene ahora 69 años por lo que al cumplir 70 podría pedir la libertad condicional. Apela el auto a que esta «ancianidad» dificulta la posibilidad de que vuelva a delinquir y añade que su adaptación a la vida en libertad «probablemente necesitará de numeroso permisos».

Sobre la alarma social el juez concluye que han pasado más de 25 años de los hechos y que el permiso lo va a disfrutar en España, lejos de Argentina lo que, a su juicio, atenúa el efecto sobre lo «realmente preocupante» que es «el dolor que pueda causarse de nuevo a los familiares y amigos de las víctimas».

Otro punto importante es la actitud de Scilingo hacía sus víctimas ya que una de las razones por las que en su día se le denegó el tercer grado es el hecho de que no admitía sus crímenes. Apelaba a que nunca se encontraron los cuerpos lanzados en los 'vuelos de la muerte'. Para estudiar este asunto el juez encargó un informe a la psicóloga de la cárcel en el que se recoge que ahora «el interno asume su responsabilidad delictiva, aunque lo vincula a su profesión y unas características muy concretas».

Además, «se niega a hablar de los hechos», según dice el preso, «hasta que la Justicia española le autorice a vulnerar las leyes de Inteligencia de Argentina». «Manifiesta que acepta los hechos que vienen recogidos en la sentencia y acepta pasivamente su condena», concluye el informe psicológico. El juez concluye que «la asunción del interno sobre los hechos delictivos ha mejorado», aunque no obvia que «aún así dista mucho de ser plena, más bien parece una asunción parcial».

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