Rusia y Turquía se han enzarzado de nuevo por la entrada de un caza ruso en el espacio aéreo turco, según ha denunciado Ankara, que insiste en que el avión voló en cielo turco pese a las advertencias de sus autoridades.
En esta ocasión, Turquía no ha derribado al Su-34 ruso que supuestamente violaba el espacio aéreo como hizo en noviembre, sino que ha pedido una reunión bilateral entre los presidentes de ambos países para hablar sobre el problema, aunque la escalada verbal, se ha incrementado.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha preocupado de recordarle a Vladimir Putin que no sólo viola el espacio aéreo de Turquía, sino de la OTAN, y ha acusado a Moscú de querer aumentar la tensión en la zona con estas incursiones.
Por su parte, el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha salido a respaldar a uno de sus estados miembros y ha pedido a Rusia que tome «todas las medidas necesarias» para no violar su espacio aéreo. Es más, en un comunicado, Stoltenberg advertía a Rusia de las consecuencias volar en cielo turco, en referencia al derribo de su caza en noviembre.
«Pura propaganda»
Por su parte, desde Moscú niegan que ningún avión suyo haya entrado en el espacio aéreo de Turquía y hablan de «pura propaganda». «Las afirmaciones de las autoridades turcas sobre una supuesta violación del espacio aéreo turco por parte de un avión Su-34 son pura propaganda», ha asegurado el general Igor Konashenkov en un comunicado de Defensa.
En el mes de noviembre, Turquía derribó un caza ruso, justo en la frontera con Siria. Un caza Su-24 habría pasado al espacio controlado por Ankara y, tras varias advertencias, no lo abandonó. Momentos después dos F-16 turcos derribaron al avión. Un piloto ruso falleció y otro consiguió salvarse.
Este incidente provocó que la fricción entre ambos países se elevara enormemente y aumentara la escalada verbal también entre la OTAN y Rusia.