El secretario general de la Conferencia Episcopal (CEE), José María Gil Tamayo, ha recibido «con alegría» la autorización del papa Francisco a los sacerdotes para absolver de manera indefinida del pecado del aborto, porque demuestra que «contra la misericordia de Dios no cabe» ninguna falta.
Gil Tamayo se ha referido así en la inauguración de la 108 Asamblea plenaria de la CEE a la decisión del papa sobre ampliar esta disposición, que hasta ahora solo se extendía durante el Año Santo de la Misericordia, que concluyó ayer.
Los obispos españoles lo han acogido bien, porque «hay más alegría por un pecador que se convierte que por 99 justos que no necesitan penitencia».
No obstante, Gil Tamayo ha querido dejar claro que Francisco I ha reiterado y enfatizado «la gravedad del pecado del aborto» porque es «matar a un ser inocente», pero muestra que «la misericordia de Dios está abierta a perdonar siempre».
«La misericordia de Dios no tiene la puerta cerrada para nadie -continúa-, y el papa quiere que los sacerdotes lleven a cabo ese ejercicio para que nadie pierda la esperanza de que Dios le perdona», ha subrayado.
Según la doctrina católica, el aborto es un pecado grave que comporta excomunión y hasta ahora un sacerdote sólo lo podía absolver después de que le autorizase un obispo o el mismo pontífice.
Pero en la carta apostólica «Misericordia et misera», el documento de conclusión del Jubileo extraordinario, el pontífice ha concedido la facultad de absolver a todos los sacerdotes «para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios».
EFE