Italia ha expulsado a un ciudadano marroquí por motivos de Seguridad Nacional. Este joven de 32 años estaba en la prisión de Cassino, a unos 140 kilómetros al sur de Roma, por delincuencia común. Allí contó a su compañero de celda que quería atentar contra el Vaticano y fue embarcado este martes en una avión con destino a Casablanca.
Según ha explicado en ministro italiano del interior, Angelino Afgano, la presencia de este ciudadano marroquí en suelo italiano suponía un riesgo para la población. En las investigaciones, los Servicios Secretos del país transalpino se cercioraron de que este joven tenía la voluntad “de usar un coche con explosivos y un kalashnikov” para llevar a cabo atentados. Además la policía sabía que las armas se las iba a proporcionar un conocido en Roma.
Interior explica que el ciudadano marroquí es un “fanático” al que le encantaría “morir en nombre de Dios para ir al paraíso animado por sentimientos de venganza del Estado Islámico».
Angelino Alfano explica que el joven se habría radicalizado “durante su detención en la cárcel de Regina Coeli” (otra en la que estuvo anteriormente). Allí, según señalan fuentes policiales, habría sido el «responsable del adoctrinamiento de otro interno” y le habría contado a su compañero de celda, que también esta detenido, su macabro plan.
Con la expulsión de este joven marroquí, ya suman un total de 128 personas las que han sido obligadas a dejar Italia. Todos eran considerados sujetos peligrosos.
J.Torrado