domingo, noviembre 24, 2024
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Ofensiva total del terrorismo yihadista

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El ataque “premeditado” de Berlín, según la versión de la policía alemana y el asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, a manos de un agente otomano son la respuesta que ha encontrado occidente a la derrota de las tropas rebeldes en Alepo. Estos atentados junto con el secuestro de un cooperante de la Cruz Roja en Afganistán han vuelto a sembrar el miedo en toda Europa que teme que el avance de las tropas rusas y gubernamentales de Asad en Siria pueda significar una nueva ola de terrorismo islámico en Occidente.

Han perdido la batalla de Alepo, pero no la guerra del miedo que han librado en Europa desde los atentados del 11M. Durante las últimas semanas se ha querido transmitir la idea de que el temido Estado Islámico estaba cerca de ser derrotado. La recuperación de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria y centro económico del país, constituye una derrota de las tropas rebeldes, la llamada oposición «moderada» por los americanos y occidente, en realidad sectores de Al-qaeda,  que se han sentido traicionados, alentará según analistas intentos de venganza. En ello coincidirán con la respuesta del ISIS, toda vez que la recuperación de Alepo deja las manos libres a Asad y los rusos para enfrentarse a las fuerzas del ISIS que, también, tratarán de exportar el horror.

En suma, la victoria de las tropas gubernamentales sirias no ha hecho sino avivar el sentimiento de odio frente a occidente. Es probable como empiezan a defender algunos analistas, ingleses especialmente, que la estrategia de debilitamiento de Asad y financiación de rebeldes «moderados» haya podido ser un error.

La prueba de ello es la tarde-noche negra que se vivió ayer en Turquía y en Alemania. En el país otomano, el embajador de Rusia, Andrei Karlov, fue asesinado mientras estaba dando un discurso en una exposición fotográfica que llevaba por título: ‘Rusia vista por los turcos’. El terrorista disparó entre cuatro y cinco veces al diplomático ruso que cayó fulminado al suelo y murió finalmente en el hospital. Antes de ser abatido, el agente turco gritó «es una venganza por Alepo» y «no os olvidéis de Alepo, no os olvidéis de Siria». Aunque todavía no se ha confirmado de que se trate de un ataque de islamistas radicales, sus palabras después de disparar a Karlov no deja lugar a las dudas que el ataque es un venganza por la reconquista de Alepo por parte de las tropas de Asad.

«Calificamos lo ocurrido como un ataque terrorista y estamos en contacto con las autoridades turcas, que aseguran que el incidente será investigado exhaustivamente», añadió la portavoz del Ministerio de exteriores ruso, María Zajarova. Además, fuentes de seguridad turcas afirmaron al instante que el atacante llamado Mevlüt Mert Altnta trabajaba en la capital, Ankara, pero que en ese momento se encontraba fuera de servicio.

Un ataque «premeditado»

Sólo unas horas más tarde se producía un nuevo ataque en Berlín susceptible de ser un atentado yihadista. Al menos doce personas -según el último balance del Gobierno alemán- murieron atropelladas por un camión de alto tonelaje que embistió contra una multitud que se encontraba en un céntrico mercado navideño en pleno corazón de la capital alemana. El diario alemán 'Die Welt' ha informado de que el conductor del camión sería un refugiado paquistaní o afgano, que habría entrado al país el pasado mes de febrero y la policía alemana ya habla de ataque “premeditado”, aunque el ministro del Interior, Thomas de Maizière, ha extremado la prudencia pese a señalar que hay «muchas razones» para pensar que se trata de un atentado que remite inevitablemente a la matanza perpetrada el pasado 14 de julio en Niza.

El atropello masivo de Berlín y la muerte del embajador ruso en Turquía han reavivado el miedo al terrorismo en toda Europa. Pero el temor también ha traspasado nuestras fronteras y se ha instalado en Afganistán. Allí, un cooperante español que trabaja en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha sido secuestrado en la mañana del lunes, sólo un día después de la ola de atentados en el Viejo Continente. La policía de la provincia de Kunduz (Afganistán) ya ha puesto una operación para tratar de liberarlo lo antes posible. Por el momento, los captores no han sido identificados.

El secuestro tuvo lugar a las 11.00 hora local cuando varios hombres armados no identificados atacaron al personal del CICR que viajaba en dos coches por la autopista que une las ciudades de Kunduz y Mazar-e-Sharif. Uno de los cooperantes fue interceptado, mientras que los otros pudieron escapar.  «Al resto de nuestros compañeros les permitieron marcharse y ahora el CICR está en contacto con autoridades de diferentes niveles y fuentes para asegurar la liberación del secuestrado», según ha dicho el portavoz de la ONG, Ayaz Ahmad Ramin. En Alepo, el sonido de los bomberos cesa poco a poco, pero otro ruido, el de los tambores de guerra suena en Europa.

Carlos Lospitao

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