La primera vuelta de las presidenciales da, aparentemente, un golpe serio a las tradiciones políticas de la Quinta República. La lectura de los resultados de las elecciones del domingo habla de la fragilidad de las dos candidaturas que competirán por la Presidencia, y de la fragmentación política, además del peso de las culturas políticas más radicales animadas por la decepción política.
Habla también de la ira y el enfado de la ciudadanía francesa sobre su clase política. El apoyo de las fuerzas políticas tradicionales a Macron, tranquiliza a la Unión Europea pero preocupa a los franceses: las próximas legislativas amenazan el mapa político
La Quinta República, organizada por De Gaulle, pretende dar al Presidente mayores facultades y una mayoría parlamentaria estable. La alternancia bipartidista y la disciplina republicana de quienes competían ganaron una estabilidad que ahora parece perdida.
Salvo 2002, la base electoral de los candidatos en la primera ronda nunca había estado tan próxima . El fenómeno de debilidad personal de la Presidencia ya ocurrió en 2012 con la elección de François Hollande. Apenas elegido, y con una fuerte mayoría absoluta en la Asamblea, su índice de aprobación y popularidad se desvaneció. El escasos apoyo de Macron puede remitir a una situación parecida.
Por primera vez, los dos partidos tradicionales que dan forma a la vida política francesa, desde hace casi cincuenta años, suman entre ellos el 26% de los votos, frente al 57% en 2007 y 56% en 2012. Una pérdida neta de 30 puntos que se debe tanto a la confirmación de FN como la mejora de posiciones de Jean-Luc Mélenchon y la aparición de Emmanuel Macron. El resultado expresa una voluntad de cambio que ha capitalizado Macron.
El potencial de voto, animado por la derecha y los socialistas, a Macron, no debe esconder un parlamento que será corregido en las próximas elecciones legislativas que podría ofrecer una fragmentación desconocida.
Los antecedentes
Europa miraba con expectación a Francia. Las elecciones francesas de este domingo pueden marcar un antes y un después en la historia de la Unión Europea. Como ya ha ocurrido en meses anteriores como en Austria y Países Bajos, la sombra de la extrema derecha mantiene en vilo a la UE en el año de su 60 aniversario.
La victoria de Macron, seguida por el apoyo de los rivales de las fuerzas tradicionales (conservadores y socialistas) coloca a Macron en buena situación y tranquiliza a la Unión Europea.
Por su parte, la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, ha calificado de «victoria histórica para el nacionalsocialismo» los datos mientras que el candidato republicano François Millon se encuentra «muy decepcionado».
Andrea Morea / Miguel de Balsa