La apertura que inició el expresidente Barack Obama en 2014 en la fría relación entre la primera potencia mundial y Cuba podría acercarse a su fin, después de que Donald Trump anuncie el establecimiento de un mandato por medio del cual pretende frenar las relaciones entre ambos países.
Trump continúa siguiendo la línea de ruptura con las políticas de su predecesor con el anuncio de su nuevo plan y tras el intento de eliminación del programa 'Obamacare'. Aunque de la misma manera que no pudo lograr su propósito de terminar con la reforma sanitaria, se presupone que tampoco podrá cortar de raíz las relaciones con el país caribeño.
Según ha anunciado el presidente de los Estados Unidos, limitará los viajes a Cuba, pero no prohibirá los vuelos comerciales, ni los cruceros, como era de esperar. Además, no frenará las remesas. Sin embargo, su nuevo mandato provoca una nueva crisis entre los dos países.
La paralización de las transacciones financieras y el exhaustivo control sobre los viajes que quieran realizar los ciudadanos estadounidenses, sí supone un verdadero cambio que aleja a ambos países de la cordialidad. Aunque el principal objetivo del nuevo mandato de Trump es el conglomerado militar Grupo de Administración Empresarial, SA(GAESA), sus términos tendrán miles de afectados, entre ellos las pequeñas empresas estadounidenses que empezaban a operar en Cuba.
Los detalles de la implantación de estas medidas tan restrictivas, que frenan el deshielo entre Cuba y Estados Unidos y que supuestamente se toman para demostrar el rechazo a las violaciones de derechos humanos y a la falta de libertades en Cuba, se irán configurando legalmente en las próximas semanas.
Marta de la Fuente