miércoles, octubre 2, 2024
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El lío de las patatas belgas que une a flamencos y valones

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Si Usted se ha pasado por Bélgica habrá acudido necesariamente a un fritok (Flandes) o barraques á frites (Valonia), donde habrán degustado las famosas patatas. Los frite (friten en Valonia) son – con la probable excepción del chocolate, naturalmente-  una parte de la identidad belga.

Afrenta de la Comisión Europea

Esto está a punto de acabarse. Funcionarios de la Comisión pretenden dejar a los frite fuera de la ley, por insalubres. Aún a costa de provocar efectos más devastadores que el Brexit, los siempre atentos funcionarios han descubierto que generaciones enteras de belgas y turistas hemos sobrevivido milagrosamente al secreto veneno que incorporan las patatas.

Para empezar, loa funcionarios de la Comisión, en un desconocimiento total de la cultura belga , a pesar de vivir en Bruselas, llama patatas fritas a los “frite”. Los belgas son muy suyos y no toleran que se juegue con estas cosas: ni franceses ni soldados americanos; ni hacen patatas fritas ni toman chips.

La patata belga es insalubre dice la estricta interpretación funcionaria. Y no lo es por la grasa con la que se cocina o la abundante mayonesa que, en ocasiones. le acompaña. La culpable es la “acrilamida”, una sustancia química que se genera al cocinar a elevadas temperaturas alimentos ricos en carbohidratos, como las patatas y que parece forma parte de las sustancias cancerígenas.

En uno de esos errores políticos con los que la Comisión Europea castiga a sus pueblos de vez en cuando, algunos funcionarios han determinado que las patatas deben ser “blanqueadas” (hervidas en agua) antes de freirse. Pecado para la cultura gastronómica belga.

Como se hacen los frite

A Ustedes puede parecerles una anécdota pero imaginen que les quitan el garrofón a la paella o le prohiben los churros. Con cosas menores empezó el asunto del Brexit, se lo dice El Pinche que no entiende mucho de política, pero si de la necesidad de tratar con cuidado la cultura gastronómica.

Los “frite” se frieen dos veces. Este es el primer secreto. La cultura artesanal pide que, cortadas en finas láminas, se frían buscando la suavidad por dentro (160 grados) e inmediatamente, tras reposar un poco, se frían a 180 grados. La grasa mejor es la de ternera (se vende especialmente embotellada) o de caballo. NI delgada como la francesa ni gruesa como la inglesa, se sirve en papel para empapar la grasa.

El patriotismo de la patata

No es cuestión baladí. Los belgas compiten con los franceses en la invención de la fritura de patata. Dicen los francesas que se inventaron en el Pont Neuf, al día siguiente de la revolución. En Namur, unos belgas le contaron al Pinche, que la fritura se inventó precisamente allí, en una Ciudad que temporalmente fue española.

Cuentan en Namur, que siendo imposible pescar en el Mosa los tradicionales peces pequeños de los que vivían en la Ciudad, imaginaron una versión de las patatas Bintjes, pequeñas como los pececillos, que dieron lugar a los “frite”.

Entiendan, entonces, el mosqueo de los belgas, flamencos y valones a una, por una vez.

 

El Pinche

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