Los responsables políticos ya han expresado su irritación, por más que Portugal está respetando el dolor de las familias de los 64 fallecidos y más de 130 heridos en el incendio de Pedrógrao Grande. El primer ministro ha mostrado su enfado en forma de preguntas a los servicios de emergencia mientras reflexiona sobre el conjunto de la política forestal
“Falló todo los que ha fallado durante una década”. Así de contundente era la respuesta del diario Público ofrecía a las críticas que se estaban formulando.
Sin duda las condiciones climatológicas excepcionales han influido, pero razones de comunicaciones, sistemas de alarma, estrategia o política forestal se esconden tras el más dramático incendio sufrido por Portugal.
Las condiciones climatológicas
Las autoridades portuguesas manejaban hasta este miércoles que, con un alto grado de certeza, «la causa sea un rayo que alcanzó un árbol». SIn embargo, el presidente de los bomberos portugueses ha sugerido el origen criminal del incendio.
La rápida propagación del fuego, que alcanzó enormes proporciones con la llegada de la noche, se explica por las «condiciones meteorológicas extremadamente adversas registradas en Portugal este sábado,» con temperaturas que superaron los 40 grados. Los vientos incontrolados facilitaron su extrema propagación.
La carretera del infierno
La pregunta que más se hacen en Portugal es por qué se mantuvo abierta la N236 donde han muerto buena parte de las víctimas del fuego. La carretera fue señalada como vía alternativa por los propios servicios de emergencia que, junto a los bomberos, se reservaron para las tareas de extinción otra carretera (IC8). Los vehículos entraron en la vía considerándola segura y sin ninguna vía de escape. Esas entradas se estaban produciendo más de tres horas posteriores a la declaración del fuego.
Era la tercera de las preguntas que formuló el primer ministro, António Costa, hizo al comandante general que ha reconocido que la evolución del fuego les “sorprendió”, incluso a los propios militares.
Los sistemas de comunicaciones y alerta
Joao Pedro Pereira, informa en el diario portugués Público, que en agosto pasado, los servicios portugueses tardaron 17 horas en arreglar un fallo de comunicaciones. Hoy, el mismo diario, asegura que “los errores en el sistema de comunicaciones que usan las diferentes fuerzas para coordinarse sobre el terreno” pueden explicar muchos de los fallos detectados en el operativo.
Debe tenerse en cuenta que la alarma del incendio en Escalos Fundeiros, Pedrógrao Grande, se dio a las 14.43, mientras cuatro horas después se calcinaban coches en la carretera del infierno.
El Presidente del Gobierno se ha interesado por como resolvieron los servicios de extinción la crisis de comunicaciones producida por el propio incendio que destruyó líneas telefónicas y todas las comunicaciones, aunque los servicios aseguran que ello no influyó.
Si es más determinante que no se dispongan de sistemas de alarma, con un sistema de comunicaciones colapsado, en el contexto de una población altamente diseminada y mayor de edad.
Despoblación y eucalipto
En agosto del pasado año, Jaime Axel escribía en la columna semanal que publica en Estrella Digital (La pluma del cormorán): “En Galicia y en Portugal lo que está ardiendo como la yesca son los montes replantados con eucaliptos para alimentar el negocio de las empresas de celulosa”. “Se decidió destruir los bosques autóctonos, los de Valle Inclán y Camilo Castelo Branco, para sustituirlos por montes abúlicos y feos de hojarasca y ramas secas. Casi el 30% de la superficie forestal gallega está dedicada al eucalipto, unas 400.000 hectáreas. En Portugal, el 26%”.
No obstante, algunos expertos portugueses señalan que comparando las superficies quemadas, según tipo de cultivo, no cabría establecer esa diferencia. No obstante, la organización Quercus insiste en que los incendios fueron el resultado de «errores de manejo forestal y las malas decisiones políticas» de los gobiernos en en las últimas décadas.
Quercus argumenta que los eucaliptos, árboles altamente inflamables, han superado al pino y alcornoque para convertirse en especies forestales dominantes del país y ahora ocupan un área «escandalosa» de unos 9.000 kilómetros cuadrados.
La legislación que trataba de limitar la planta de eucaliptos aún no ha entrado en vigor ni tampoco otro elemento fundamental para la política forestal como es el registro de las fincas forestales.
Muchas criticas suman al mal manejo forestal la despoblación de los pueblos rurales, con muchas zonas boscosas desatendidas y que no han sido objeto de limpieza.
Miguel de la Balsa