El Consejo de Seguridad de la ONU decidió ayer, por unanimidad, congelar las importaciones de petróleo del régimen de Pyongyang para poner fin a su programa nuclear y a sus demostraciones de fuerza balística.
La intención de Estados Unidos iba más allá, pues buscaba un embargo total. Algo que se prevé vaya sucediendo poco a poco, pues las medidas adoptadas incluyen también una limitación de las importaciones de productos refinados, que en su gran mayoría provienen de China, el único país que suministra energía a Corea del Norte. Se calcula que el gigante asiático envía Corea del Norte medio millón de toneladas de crudo y otras 270.000 de productos refinados.
Con estas restricciones, apoyadas por los 15 miembros del Consejo, el gobierno de Trump espera que el régimen de Kim Jong-un asista a un recorte 800 millones de dólares anuales, debido principalmente al embargo de exportación textil, su principal fuente de ingresos. Además, los trabajadores norcoreanos no podrán ser contratados en el extranjero.
El texto inicial de las posibles sanciones, contemplaba también una serie de ‘castigos’ al Partido de los Trabajadores y a la aerolínea de norcoreana que, finalmente, no se aprobaron.
El Consejo de Seguridad ya restringió en agosto las importaciones de carbón, hierro y mariscos, aunque el régimen norcoreano no cejó en su empeño de continuar con sus ensayos balísticos.
Por su parte, el régimen de Kim Jong-un advirtió horas antes de la reunión del Consejo de Seguridad en un comunicado a la agencia estatal de noticias KCNA que «en caso de que Estados Unidos elabore la resolución ilegal sobre sanciones más duras, la República Democrática Popular de Corea se asegurará de que pague el precio debido».
Marta de la Fuente