Monsanto, multinacional norteamericana que persigue su fusión con Bayer, capitanea un poderoso grupo de presión ante el que las agencias de la Unión Europea parecen haber cedido, con prácticas notablemente sospechosas
La Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA, por sus siglas en inges) ha sido acusada en repetidas ocasiones de tener miedo a la todopoderosa multinacional Monsanto. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria está siendo culpada por sus conflictos de intereses, dado los compromisos de muchos de sus científicos con la industria, mientras que los 27 estados miembros están a punto de votar la renovación de la autorización de comercialización de 10 años del glifosato, los días 5 y 6 de octubre.
El glifosato
Es el plaguicida más utilizado en el mundo se compone de varios cientos de productos, entre ellos el famoso herbicida Roundup de Monsanto.
Es un herbicida de amplio espectro, de gran eficacia y de coste reducido, lo cual ha llevado a su amplia utilización en numerosos sectores y actividades, tales como el sector agrícola, los trabajos forestales o el mantenimiento de parques y jardines, carreteras, vías férreas y otras infraestructuras del transporte.
Dada la naturaleza de estas actividades no sólo se ven expuestos los trabajadores empleados en estos sectores sino también amplias capas de población en general. Muchos ayuntamientos están buscando alternativas al herbicida; cada vez mayor número de municipios y corporaciones locales están aprobando mociones para prohibir o limitar el uso de glifosato en sus ámbitos.
En marzo de 2015, un estudio de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (Circ), una agencia afiliada a la Organización Mundial de la Salud, identificó el glifosato como un «probable carcinógeno».
En noviembre de 2015, la EFSA, contrariamente a lo que se esperaba, sostuvo que el producto no era un peligro para la salud humana. El mismo resultado ofrece el informe de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA), en marzo de 2017, allanando el camino para su reautorización en la Unión Europea.
El agronegocio
El Observatorio Corporativo de Europa, un grupo de investigación sobre la influencia de los grupos de presión en las instituciones europeas, ha constatado que la Agencia de Seguridad Alimentaria habría permitido al Grupo de Trabajo sobre Glifosato, un consorcio de más de unos 20 fabricantes que utilizan este producto y dirigidos por Monsanto, tener acceso y derecho de alegaciones a su estudio de 2015.
El 30 de octubre, la EFSA envió un correo electrónico a Knoell, una empresa de consultoría alemana que trabajaba para el grupo de trabajo sobre glifosato, para «darles la oportunidad de examinar información confidencial contenida en el documento”. El correo incluía un enlace de contraseña para ingresar al servidor interno de EFSA y «software de edición”
En el intercambio de correos electrónicos, parece que la EFSA ha aceptado la mayoría de los cambios requeridos por el grupo de presión.
La Agencia Europea ha dado a la industria esta oportunidad, aunque se la ha negado a las ONG que han solicitado acceso previo. La razón: «Proteger la integridad del proceso de toma de decisiones».
Denuncia Europeas
El pasado jueves, los diarios italianos y británicos La Stampa y The Guardian denunciaron que cien páginas del informe de la Agencia Europea sobre el herbicida parecían ser una copia de la solicitud de reautorización presentada por el grupo estadounidense Monsanto, en nombre del Grupo de Tareas sobre el Glifosato.
Además, en junio, el Observatorio de Europa Empresarial evaluó en su informe «Recruitment Errors» que casi la mitad (46%) de los expertos de los grupos científicos de la Agencia de Seguridad Alimentaria tenían intereses directos o indirectos, con las industrias agroalimentarias y alimentarias.
La autoridad europea trató de reformarse en junio, aumentando la proporción de científicos independientes reclutados, pero no logra evitar, con sus prácticas, confianza sobre su independencia.
Miguel de la Balsa