“Gobiernos en todas partes del mundo han aumentado drásticamente sus esfuerzos para manipular la información en las redes sociales durante el año pasado”. Así comienza un informe presentado hoy con el título “Libertad en la Red 2017”
“Los regímenes chino y ruso fueron pioneros en el uso de métodos subrepticios para distorsionar las discusiones en línea y reprimir la disidencia hace más de una década, pero la práctica se ha vuelto global. Tales intervenciones dirigidas por el estado presentan una gran amenaza a la noción de internet como una tecnología liberadora”.
La manipulación de contenido en línea contribuyó por séptimo año consecutivo “al declive general en la libertad de Internet, junto con un aumento en las interrupciones del servicio de Internet móvil y un aumento en los ataques físicos y técnicos contra los defensores de los derechos humanos y los medios independientes”.
Los gobiernos de 30 países de todo el mundo están utilizando ejércitos de los llamados “modeladores de opinión” para entrometerse en las elecciones, avanzar en agendas antidemocráticas y reprimir a sus ciudadanos. A pesar de la atención prestada a los intentos de Rusia para influir en las elecciones extranjeras, la mayoría de los países infractores utilizan Internet para manipular la opinión interna, dice el informe elaborado por la ONG estadounidense Freedom House. Se trata de una ONG financiada, entre otros, por el Gobierno de los Estados Unidos.
China, seguida de Siria y Etiopía son los países que más abusan de la desinformación aunque las mayores pérdidas de libertad en la red se producen en Ucrania, Egipto y Turquía. Los emiratos árabes y Venezuela forman parte de los países donde declina la libertad en internet. Myanmar, presidida por la premio Nobel de la Paz Aung San Suukyi.
«Las tácticas de manipulación y desinformación desempeñaron un papel importante en las elecciones en al menos otros 17 países en el último año, perjudicando la capacidad de los ciudadanos de elegir a sus líderes sobre la base de noticias objetivas y debates auténticos»,
«Aunque algunos gobiernos buscaron apoyar sus intereses y expandir su influencia en el extranjero, como en las campañas de desinformación de Rusia en los Estados Unidos y Europa, en la mayoría de los casos usaron estos métodos dentro de sus propias fronteras para mantener su poder».
Incluso en aquellos países que no tuvieron elecciones en el último año, la manipulación de las redes sociales aún era frecuente. De los 65 países encuestados, 30, incluidos Venezuela, Filipinas y Turquía, utilizaron «ejércitos de formadores de opinión» para «difundir opiniones del gobierno, impulsar agendas particulares y contrarrestar las críticas del gobierno en las redes sociales».
Ese número ha aumentado cada año desde el primer informe en 2009. En 2016, se descubrió que 23 países usaban el mismo tipo de «astroturfing» progubernamental (manipulación de la opinión pública) un movimiento de base falso). «La práctica se ha vuelto mucho más extendida y técnicamente más sofisticada, con robots, productores de propaganda y medios de comunicación falsos que explotan las redes sociales y los algoritmos de búsqueda para garantizar una alta visibilidad y una integración perfecta con contenido confiable», dice el informe.
El informe describe las variadas formas que adopta esta manipulación. En Rusia, las “granjas de troles” son financiadas por empresarios próximos al Presidente Vladimir Putin. En Filipinas, se manifiesta como un «ejército de teclado» al que se paga 10 dólares por día para operar cuentas falsas de redes sociales, que apoyaron a Rodrigo Duterte en el período previo a su elección el año pasado, y respaldó su ofensiva contra el narcotráfico este año.
El partido de Erdogan en Turquía alistó a 6.000 personas para manipular las discusiones, impulsar las agendas y contrarrestar a los opositores. El enfoque del gobierno de Sudán es más directo: una unidad dentro del servicio de inteligencia del país creó cuentas falsas para fabricar apoyo para las políticas gubernamentales y denunciar a los periodistas críticos.
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Domingo Labrador