domingo, noviembre 24, 2024
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Entrevista a Leopoldo López

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El dirigente opositor venezolano respondió este jueves a las cuestiones que en muchas partes del mundo se hacen.

—Teniendo en cuenta que aquí no lo van a poder detener, ¿qué opinión le merece que se haya emitido una orden de captura en su contra a sabiendas de que es imposible sacarle de aquí, de la residencia del embajador?

—La verdad, no le doy ninguna relevancia, esa orden de captura, todo mi proceso ha sido ilegal, todo mi proceso ha sido inconstitucional. Yo fui condenado a 14 años de prisión de los cuales ya he cumplido mas de 5 años por la palabra, por hablar. Me enjuiciaron por los discursos que emití en 2014, un juicio en el que no me permitieron presentar ni un solo testigo. Cuando la Fiscalía que me acusaba llevó 150 testigos, no pude presentar ni un solo elemento probatorio. Cuando la Fiscalía presentó decenas de elementos probatorios, no pude presentar ninguno.

El juicio fue cerrado, no se le permitió acceso a la prensa ni al público ni a organizaciones de derechos humanos; todo el juicio fue una farsa al igual que esa orden de captura. No le tengo miedo a la dictadura ni a su cuerpos represivos ni a sus brazos ejecutores de la justicia injusta que es la que hoy prevalece en Venezuela.

—Entonces, ¿esa orden de captura podría obedecer a algún tipo de estrategia teniendo en cuenta que no se puede realizar ni con la petición de la Interpol?

—No te podría decir a qué obedece, lo que puedo decir es que en 2014, el 18 de febrero de 2014, escogí el día en que me iba a presentar ante la justicia injusta. El 30 de abril (pasado) también fue decisión mía luego de acatar un indulto presidencial de nuestro mandatario Juan Guaidó que fue acatado por fuerzas policiales y militares (salir del arresto domiciliario). Ni cuando entré en la cárcel, ni cuando salí del arresto domiciliario lo hice bajo las condiciones de la dictadura. 

—Después de la jornada del martes y esos distintos llamados a la Fuerza Armada, ¿cuál es el apoyo militar con que cuentan ustedes en este momento?

—El principal apoyo con el que contamos en la Fuerza Armada Nacional es el corazón de los hombres y mujeres de uniforme. Ellos están con el proceso de cambio, con la necesidad que tenemos todos los venezolanos; son venezolanos igual, son pueblo igual. Yo no soy militar, soy civil, pero creo que soy uno de los pocos dirigentes democráticos que ha convivido tanto con los militares y los policías. Primero fui alcalde ocho años y me tocó gerenciar una Policía a la que le dediqué mucho tiempo y mucho esfuerzo. Luego pasé casi cuatro años en una cárcel militar, que es una unidad militar, donde solo compartía con militares que eran presos o custodios, pero militares de los distintos componentes: la Guardia Nacional Bolivariana (policía militarizada), Ejército, Armada, Aviación. 

«Eso me ha permitido tener conocimiento humano de nuestra Fuerza Armada, entender sus prioridades, su proceso de formación, sus preocupaciones, son las mismas que puedo tener, o cualquier venezolano que quiera un mejor país». 

Ahora, ¿qué tenemos que derribar? El miedo. ¿Qué comenzó el 30 de abril? Comenzamos a derrumbar de una manera contundente el temor de los hombres y mujeres de la Fuerza Armada para que tomen las decisiones de actuar. ¿Qué significa actuar? Acatar la Constitución, nuestra Constitución establece muy claro, en el artículo 333, que cualquier venezolano investido o no de autoridad tiene el deber de contribuir con la restitución del orden constitucional, si este es puesto en situación de vulnerabilidad. En Venezuela no hay orden constitucional de ningún tipo. No alcanza ningún tipo de análisis, lo que es el funcionamiento de las instituciones en Venezuela con respecto a su Estado de Derecho, a su legitimidad. Por tanto, todos, civiles y militares, estamos obligados a contribuir con el cese de la usurpación. Eso va a continuar. Ya es el tercer episodio de una expresión militar (contra el gobierno de Nicolás Maduro) en lo que va de año: el primero fue el 22 enero de este año con un grupo de sargentos que hizo un pronunciamiento en la madrugada; el segundo fue el 23 de febrero cuando comenzaron a ir hacia Colombia y cruzar la frontera. Más de 1.700 militares de los distintos componentes han sumado su voluntad al reconocimiento de nuestro presidente Juan Guaidó. El 30 de abril se da otro proceso en el que ya de una manera más contundente se da una muestra de apoyo de ese sector. Ese proceso va a continuar porque ya empieza a derribarse el miedo de una manera clara. Tuve conversaciones con muchos de los comandantes, que son tenientes coroneles, sobre el compromiso que nos toma a todos, civiles y militares. En alguna de las reuniones decían (los militares): «Es la primera vez que hablamos entre nosotros con tanta sinceridad», porque había el temor de que cualquiera de ellos fuera un delator. La responsabilidad fue construir esa confianza entre nosotros mismos. El proceso de construir confianza para saber que se está de lado correcto de la historia, que se está del lado correcto de la legalidad es un paso muy significativo, que va a continuar.

—¿Han negociado en algún momento con el entorno de Maduro la salida de él?

—Con Maduro, no.

—¿Y con su entorno?

—Claro, se ha planteado. Con el entorno de Maduro, hay un claro interés de su entorno más íntimo de que Maduro salga del poder. Se dieron varias conversaciones, siempre insistimos en que tiene que ser un proceso pacífico que no recurra a la violencia pero que tiene que contar con la fuerza del pueblo y de la Fuerza Armada. Tiene que ser un proceso que garantice la integridad incluso de quienes hoy están usurpando el poder. Eso lo hemos hablado y en todas las conversaciones que tengo reitero esto. Nosotros no queremos hacerle a nuestros adversarios lo que nos hicieron a nosotros. No quiero más nunca que haya más presos políticos, ni torturados ni asesinados por salir a protestar. Ni personas que sean excluidas por su posición política: una madre a la que roben el alimento porque no esta acatando las órdenes de policías, ni un padre que no dé medicinas a sus hijos porque no esté bajo los lineamientos políticos de la dictadura. No. Queremos que Venezuela cambie y podamos garantizar nuestro sueño: todos los derechos para todas las personas, sin exclusión, sin privilegios, esa es la Venezuela que nosotros queremos. 

—Usted dice que la Fuerza Armada debe derribar el miedo que siente. ¿Esperaba que el pasado martes más militares hubieran derribado ese muro y se hubieran unido más al movimiento que ustedes iniciaron?

—Hubo manifestaciones importantes y sí, lo concebimos siempre como un proceso, nunca como una única fecha. Lo concebimos como un día en que había que mandar un mensaje contundente, claro, de adhesión de funcionarios activos con capacidad de ejecutar acciones como el acatamiento de la orden de Juan Guaidó de liberarme, a través de la figura del indulto, y ese proceso, una vez que se inicia, comienza a derribar esa muralla del miedo, del temor, de la incertidumbre, de no saber lo que puede ocurrir y a generar confianza.

A nosotros nos toca generar confianza y certezas en el pueblo venezolano de lo que estamos haciendo. Certezas en la comunidad internacional de que nuestro compromiso es aterrizar todo este esfuerzo en tres fases: en una elección libre, transparente, que le dé un sello de legitimidad y constitucionalidad. Certeza en la Fuerza Armada; certeza en quienes hoy están acompañando a la dictadura de que nosotros no vamos a ir en un proceso de cacería de brujas. Ni de persecución de ningún tipo.

El 30 de abril fue un día en el que en ese sector se generó un nivel superior de certeza, de compromiso incluso dentro de la Fuerza Armada. Para nadie es un secreto que se dice que Maduro controla monolíticamente la Fuerza Armada, es una realidad. No puedo decir que la totalidad de la Fuerza Armada hoy está abiertamente apoyando la ruta constitucional y democrática, pero puedo decir que somos muchos más. Puedo decir y tengo la seguridad de que están dándose conversaciones entre ellos mismos. Lo que ocurrió (el pasado martes) fue una grieta que se abrió, que se va a convertir en un hueco más grande que va a terminar de romper ese dique que va a permitir que fluya el río de la libertad en Venezuela y de los venezolanos. 

—Ha manifestado que lo que ocurrió el pasado martes, no fue un intento de golpe de Estado, ¿cómo lo define entonces?

—Bueno, una acción legítima de la Fuerza Armada amparada en su deber constitucional, basada en los artículos 333, 350 y 328 de la Constitución. El artículo 333 plantea que todo venezolano investido o no de autoridad tiene el deber de contribuir con la restitución del orden constitucional. El 350 plantea que un desconocimiento de la Constitución debe ser desconocido. El 328 establece que la Fuerza Armada Nacional se debe al respeto de la Constitución, de las autoridades legítimamente electas y que no puede actuar bajo bandera e institución de un solo signo político. Esta lucha está amparada constitucionalmente. En esto hemos insistido mucho, el presidente Juan Guaidó ha insistido mucho. De hecho, asume la Presidencia interna amparado en el artículo 233 de la Constitución. Es decir, todo este esfuerzo se hace con fundamento legal, constitucional porque es lo que queremos restituir: queremos restituir el orden constitucional, el Estado de Derecho, el fundamento, el pilar de sostén de una democracia. 

—Después del pasado martes y ese llamado a la Fuerza Armada, que ha tenido, hasta el momento, un eco limitado, ¿cree que el gobierno de Nicolás Maduro se ha debilitado o se ha fortalecido y en qué medida?

—El gobierno, Nicolás Maduro, porque yo no le llamo gobierno, la dictadura y el dictador se han debilitado, sin duda alguna. Tú has visto las imágenes de esta madrugada. En las imágenes de esta madrugada esa un hombre temeroso, un hombre que sabe que no puede confiar en quien tiene al lado. Hoy Maduro no puede confiar ni en quien le sirve el café. Él sabe que su propio entorno quiere que él salga, sabe que su propio entorno está en conversaciones con nosotros en todos los niveles, y él sabe que tiene que simular que tiene control. Y lo de esta mañana, que fue una rueda de prensa en donde obligó a los militares a acompañarlo en una caminata, es algo que, lejos de fortalecerlo, lo debilita, porque no tiene que aclarar donde no hay duda. Entonces lo de esta mañana es evidentemente una demostración de debilidad para pretender mostrarse fuerte, pero esa no es la realidad con la Fuerza Armada. 

—¿Qué estrategia se plantean ustedes a partir de este momento?

—Hemos trazado una ruta, que lo ha dicho el presidente Guaidó una y otra vez, de tres fases: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Y eso lo tenemos que recordar siempre, porque eso permite que haya una lógica y un horizonte en la lucha que estamos dando. En este momento estamos en la fase uno, que es el cese de la usurpación, es decir, salir del dictador, y para eso, vamos a continuar, como lo dijo el presidente Guaidó, con la convocatoria al pueblo venezolano a la protesta masiva y pacífica.

El día de ayer, ustedes vieron la reacción masiva en toda Venezuela. Si el 30 de abril hubiese sido un fracaso como lo pretende presentar la dictadura no hubiese salido la gente, pero salió más gente que nunca en toda Venezuela y ese es un respaldo a lo ocurrido en el día anterior, que también salió mucha gente. Pero no solo es la protesta, también son los procesos de quiebre interno, es decir, las lealtades que comienzan a desprenderse de la dictadura; por el temor hasta ahora hay algunas que se mantienen, pero nadie está contento hasta ahora, solo su entorno familiar, que es el que hace los negocios, el que se roba el dinero de los venezolanos, que es la gente que incluso hace negocios con la importación de comida en un país que se está muriendo de hambre y pasando dificultad. Y a pesar de eso, él y su entorno más íntimo siguen haciendo negocio.

Muchas de las personas con las que me he reunido antes del 30 de abril estaban indignadas y con pruebas de todo este proceso de descomposición de la dictadura y de muchos casos de profunda corrupción. Ese quiebre va a continuar, entonces ese quiebre interno, la protesta y la presión internacional, esos tres elementos van a continuar en simultáneo apuntalando cuando llegue el momento en el que se pueda ya cesar la usurpación. A nosotros no nos gusta pensar en un día, sino pensar en esto como en un proceso y llegará el momento, así como cayó el muro de Berlín cuando en un momento se abrió el Charlie Checkpoint y se cayó el muro, y puede que ocurra un evento en el que se abra el dique de la libertad, yo creo que eso va a pasar, pero si no le damos todos los días, si no empujamos todos los días en todos los terrenos, con todas las fuerzas, ese momento no va a llegar y nosotros tenemos el compromiso, tenemos la vocación, tenemos la fortaleza y también el espíritu entre nuestro partido, entre todos los partidos de la Unidad, entre nosotros con el pueblo venezolano y entre los civiles y militares un compromiso, porque esto es por Venezuela, es por nuestros hijos.

Cuando uno tiene un nivel de compromiso tan grande, quienes no han pasado por esto a lo mejor no lo pueden entender y piensan que uno actúa irracionalmente, pero cuando uno tiene mucho amor por una causa noble, asume esos riesgos y ese sacrificio, ese sufrimiento con dignidad. A mí me tocó estar 3 años y 6 meses en una cárcel militar, pasé 2 años prácticamente aislado y 1 de esos años totalmente aislado. Era el único preso en un edificio de 4 pisos con 30 celdas. Llegué a pasar 1 mes y 15 días sin hablar ni una sola palabra. Me apagaban la luz a las 7:30 pm, me quitaban el reloj, no tenía noción del tiempo, no podía escuchar la radio, no podía ver la televisión, me quitaron los libros, la Biblia, pero con todo y eso siempre me mantuve sereno y firme para pasar día a día en la cárcel.

—¿Se han planteado la posibilidad de solicitar la intervención militar internacional?

—Nosotros no descartamos ningún escenario que esté dentro de la Constitución y la Constitución prevé que esa es una posibilidad. Espero que no tengamos que llegar a ese punto, como ha dicho el presidente Guaidó, pero no lo descartamos, porque es constitucional y porque no podemos descartar ninguna herramienta de lucha porque la libertad es la condición para todo lo demás. Aquí no se va a solucionar el problema del hambre, de la carencia de medicinas, ni de la inseguridad, la falta de oportunidades para los jóvenes, ningún problema se va a solucionar en Venezuela si no conquistamos la libertad, es decir, la libertad es la condición necesaria para todo lo demás. Y seremos los venezolanos quienes lograremos el cese de la usurpación. Hay que agradecer y reconocer al apoyo que hemos recibido de la comunidad internacional. El presidente Juan Guaidó ha sido reconocido por 58 países en el planeta Tierra. No ha habido una coalición internacional a favor de una causa de liberación con tanto apoyo internacional desde la Segunda Guerra Mundial.

—¿Han trazado una línea roja a partir de la cual solicitarían la intervención?

—Eso es parte del proceso que se está llevando adelante. Hemos venido aumentando y construyendo capacidades, y continuaremos. No hay nada que nos impida utilizar todas las herramientas legales constitucionales para intentar lograr la libertad, porque hoy la libertad en Venezuela se mide con muertes. Cada día que pasemos sin conquistar la libertad es un día en el que mueren niños por desnutrición, mueren personas en los hospitales, por la inseguridad. El compromiso de conquistar la libertad es irrenunciable. 

—¿Se ha planteado la posibilidad de pedir asilo en algún país?

—No, no, yo no me voy de Venezuela. Ellos han intentado desde 2014 convencerme de que me vaya, trataron de convencer a mi esposa. Le dijeron en la madrugada del día 18 de febrero (2014) que me iban a matar y yo estaba escondido; ella me llamaba muy angustiada: ‘Leo, me acaba de llamar Diosdado Cabello y dice que te va a matar’. Y yo pensaba que si me iban a matar lo harían en una manifestación o en una calle ciega o en una cárcel. Yo asumo el riesgo, así como hoy Guaidó. Y fui a las manifestaciones y asumí el riesgo. Para liderar a Venezuela en estas circunstancias hay que asumir riesgos. Y también tenemos que estar dispuestos a sufrir. Es parte de lo que nos toca. 

—Hace apenas unas horas asaltaron su casa. ¿Qué buscaban las personas que entraron es su vivienda?

—Buscaban cualquier cosa, pero no iban a encontrar nada que yo no esté diciendo aquí abiertamente. Entraron a mi casa por venganza, a destruirla. Les robaron los juguetes a mis hijos mayores, robaron los teteros de mi hija menor, pertenencias de mi casa, destrozaron los espacios de la casa, con saña, con odio. Pero quienes acataron la instrucción de hacer eso son una minoría. Los conozco, porque llevo años conviviendo con ellos. Y ellos también quieren un cambio. 

Estrella Digital

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