“La FANB tendría que tomar la decisión de no hacer nada o de ir a la guerra directamente en contra de la Marina de Estados Unidos y el régimen tomaría la decisión de declarar estado de guerra o asumir una actitud pasiva», señaló el politólogo Daniel Arias.
«Las voces internas atacarían a la AN y pedirían su eliminación, lo que podría precipitar una intervención militar”, agregó.
Expertos políticos e internacionalistas coincidieron en que un cerco marítimo, pese a no ser factible en un corto plazo, acarrearía un mayor sufrimiento para los ciudadanos debido a las consecuencias devastadoras que tendría.
Aunque no descartaron un escenario de esta envergadura, consideraron que las amenazas de bloqueo por parte del gobierno de Donald Trump forman parte de la estrategia estadounidense para generar un cambio político.
“No deberíamos pensar que es una situación que no podría presentarse. El bloqueo, como arma política, comercial y naval, es algo que puede ocurrir”, explicó Arias.
Recordó el terrestre, el aéreo y el marítimo de la Franja de Gaza, impuesto por Israel y Egipto desde 2007, y el de India sobre Nepal, en 2015.
No es real en el corto plazo
El internacionalista Lauren Caballero indicó que esta amenaza no se sustenta en una posibilidad real a corto plazo, en vista de que el gobierno estadounidense no ha dado muestras de estar realmente dispuesto a realizar un bloqueo naval.
A su juicio, los discursos de funcionarios estadounidenses buscan también “estimular el voto ante un ambiente electoral en Estados Unidos y mantener viva la idea de que hay un apoyo irrestricto hacia Juan Guaidó”.
El analista político Fernando Spiritto agregó, además, que el gobierno estadounidense tiene a la mano otras medidas de presión que “son más sutiles, discretas y eficaces” que un bloqueo.
“Si esta situación se extiende en el tiempo antes de llegar a la acción armada, creo que vendría un embargo petrolero total”, precisó.
Antecedentes
Venezuela sufrió un bloqueo en sus costas desde el 9 de diciembre de 1902 hasta el 13 de febrero de 1903. En ese tiempo fueron atacados los puertos de Puerto Cabello, Maracaibo y La Guaira por parte de Inglaterra, Alemania e Italia. Exigían el pago inmediato de las deudas contraídas por el gobierno de Cipriano Castro a las compañías de esas naciones.
Los países de la región manifestaron su claro rechazo a esta acción militar, por lo que Estados Unidos actuó como mediador y logró poner fin a esta situación con el Protocolo de Washington.
Surgió, además, la Doctrina de Drago promovida por el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, Luis María Drago, que establece que ningún poder extranjero puede utilizar la fuerza para cobrar una deuda.
No obstante, de presentarse un bloqueo en 2019 el escenario cambiaría, dado que sería impuesto por Estados Unidos. “Cipriano Castro tuvo el apoyo de los países de América Latina; países como Brasil, Colombia y otras naciones del Grupo de Lima, seguramente no van a ser solidarios este año con Maduro”, dijo Arias.
En la actualidad, agregó, es muy difícil imaginar que China y Rusia, principales aliados del régimen, puedan tener una intervención activa para enfrentar una medida de este calibre por parte del gobierno estadounidense, debido a la distancia que los separa del territorio venezolano.
Caballero explicó que en la época de Castro el Derecho Internacional no había avanzado tanto en materia de seguridad colectiva como en la actualidad, ni existían entes como la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas.
Aparte de que las causas serían totalmente distintas, “el bloqueo no se dio porque esos países quisieran salir de Castro o viniesen a salvaguardar los derechos humanos de los venezolanos, sino porque Venezuela les debía dinero”.
En su opinión, de realizar una acción de esta magnitud de manera unilateral, el gobierno estadounidense estaría cometiendo un acto de agresión y trasgrediendo los principios elementales del Derecho Internacional.
Resaltó que el único órgano que podría fomentar de forma legal y legítima un bloqueo naval es el Consejo de Seguridad de la ONU, y con el único objetivo de mantener la paz y seguridad mundial, de acuerdo con los artículos 41 y 42 del organismo multilateral.
Consecuencias
Los analistas coincidieron en que las consecuencias de un bloqueo marítimo en el país sería devastador para la población.
Al bloquear las cosas venezolanas, el gobierno estadounidense buscaría impedir el tráfico aéreo y naval, especialmente, las actividades comerciales, la exportación de petróleo y la confiscación en embarcaciones, detalló Spiritto.
En su opinión, ningún país del mundo aceptaría, aprobaría o apoyaría una acción de este tipo, por lo que un bloqueo implicaría “un aislamiento del gobierno estadounidense, con una política exterior basada en la fuerza”. A su entender, eso no generaría mayores resultados, a menos que se aplique en conjunto con una intervención militar.
Arias resaltó que debido al impacto económico que generaría un cerco marítimo, podría originarse una migración masiva hacia los países de la región, de millones de personas que entren en pánico. “Si bien, de la boca para afuera no apoyen un bloqueo naval, puede que estas naciones cierren sus fronteras para evitar esta situación”, afirmó.
Caballero indicó que la cúpula gobernante podría aprovechar un escenario de este tipo para tergiversar los hechos, victimizarse y culpar a Estados Unidos de los males que ha causado el modelo político de los últimos 20 años en el país.
Estrella Digital