El ministro nipón de Medioambiente, Yoshiaki Harada, dijo este martes que la única opción para deshacerse del agua radiactiva de la accidentada central nuclear de Fukushima es verterla, una vez tratada, a las aguas del océano Pacífico.
«Creo que no hay más opción que verterla al mar», dijo Harada al ser preguntado por el agua contaminada en una rueda de prensa. Y aprovechó para ofrecer un balance de su tiempo al frente del ministerio. Las declaraciones ocurrieron un día antes de que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, reformara su gabinete.
Antecedentes de la planta atómica
Desde el accidente de la planta atómica Fukushima Daiichi en 2011, la compañía propietaria de la central, Tokyo Electric Power Company, acumuló más de 1 millón de toneladas de agua altamente radiactiva usada para refrigerar los reactores dañados.
De mantenerse el ritmo actual de almacenamiento, Tepco calcula que se quedará sin espacio para 2022. Esto llevó a la compañía y al gobierno central a debatir medidas para gestionar el problema.
Tepco baraja el vertido al océano como una de esas opciones. Esta es una medida que todavía el panel gubernamental que supervisa el desmantelamiento de la central debate. Aunque obtuvo el visto bueno del organismo regulador nuclear nipón.
El comentario de Harada, que expuso como una «opinión personal», es la declaración más directa realizada por un miembro del gobierno japonés desde que la medida fue planteada hace unos años. También a la que el ejecutivo retiró su apoyo inicial por la oposición de las asociaciones de pescadores locales, que ven amenazada su actividad.
Estado en el que se encuentra el agua
El agua contaminada se somete a un tratamiento para eliminar todos los isótopos radiactivos a excepción del tritio y, posteriormente, se almacena en tanques.
El tritio no se considera peligroso para la salud humana por debajo de determinados umbrales que varían entre diferentes países y organismos internacionales. Según Tepco, otras centrales nucleares del país ya realizan vertidos al mar con este elemento en pequeñas cantidades de forma rutinaria.
La propia Tepco realiza desde 2015 varios vertidos puntuales de centenares de toneladas de agua procesada con un volumen de tritio de entre los 330 y los 600 becquereles por litro, por debajo de los 1.500 que la ley nipona marca como límite para vertidos.
Estrella Digital