jueves, noviembre 21, 2024
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La pobreza aumentaría en 2019 en una América Latina que lucha contra la desigualdad

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Una proyección que el organismo presentó este jueves en el informe “Panorama Social de América Latina 2019” en el que quedó destacado un retroceso en la reducción de la pobreza y la pobreza extrema, esta última que afectaría a 72 millones de personas en la región.

“Entre 2012 y 2014 se produjo una disminución de pobreza y pobreza extrema. A partir del 2015 vemos que se recrudece la pobreza y sobre todo la extrema pobreza”, explicó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.

El alza de 2,3 puntos porcentuales de la pobreza entre 2014 y 2018 en el promedio regional se explica básicamente por el incremento registrado en Brasil y Venezuela, señaló el organismo.

“En números absolutos, esperamos que en 2019 esta situación pueda empeorar aún más. De hecho hoy por hoy, hay 185 millones de personas pobres dentro de las cuales 66 están en extrema pobreza. En 2019 las proyecciones nos da 191 millones de pobreza y 72 de extrema pobreza, es decir, hay un recrudecimiento de la pobreza en 2019”, expresó Bárcena.

En porcentaje, casi un tercio (30,8 %) de la población de América Latina y el Caribe se prevé que viva en la pobreza este año -frente al 30,1 % que se encontraba en esa situación en 2018-, una tendencia al alza que se registra desde 2015.

La pobreza extrema también alcanzaría al 11,5 % de la población, frente al 10,7 % que vivía en situación en 2018.

El organismo indicó que es necesario avanzar en materia de derechos e igualdad que sirvan para generar modelos más integrales y con mejor protección social.

Una población que en diferentes países como Chile, Ecuador, Honduras, Haití, Colombia o Bolivia se cansó de modelos que permiten y perduran la desigualdad.

“Es muy importante entender la oportunidad del descontento social para poder resolverlo estructuralmente, con medidas de mediano plazo como las que menciono: cambio en la estructura productiva y el cambio constitucional, pero también abordarlo con un paquete de medidas a corto plazo”, señaló Bárcena durante la presentación del informe.

“¿Por qué hay desencanto en la región? No hay un solo factor. Hay un punto de quiebre en la continuidad de un modelo, un modelo que se asocia a décadas de concentración del ingreso, de la riqueza, de la tecnología”, agregó la secretaria ejecutiva de la Cepal.

La desigualdad de ingresos en América Latina, medida por el coeficiente de Gini -en el que 0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima-, ha registrado una desaceleración en su reducción, que aunque entre 2002 y 2014 disminuyó de manera significativa, a partir de 2015 esa tendencia se ralentizó.

Entre 2002 y 2014 se redujo un 1 % anual, mientras que la registrada entre 2014 y 2018 correspondió a un 0,6 % anual, por eso Barcena apostó por la necesidad de un “itinerario claro” en los países convulsionados socialmente.

“Es de pronto una gran frustración de este estrato medio, medio-bajo, que se da cuenta de que no le alcanza”, afirmó.

En ese sentido, Bárcena señaló que existe una “cultura del privilegio” detrás de la desigualdad y la discriminación que vicia el modelo en su favor.

“Se traspasa a instituciones que reproducen el comportamiento de los agentes con mayor poder político y económico. La cultura del privilegio naturaliza las desigualdades. Nos hace creer que es normal que haya esta tremenda desigualdad y discriminación”, indicó.

La subregión sudamericana es la que tiene el promedio de gasto público social más alto de la región (13,2 % del PIB en 2018) mientras que en Centroamérica, México y República Dominicana es cifra de 9,1 % y en el Caribe de 12,2 %.

En todo América Latina, el gasto social del Gobierno aumentó del 10,3 % al 11,3 % entre 2011 y 2018.

La Cepal también apuntó al fenómeno migratorio y su aumento desde 2010, cuando se contabilizaron 30 millones de migrantes en América Latina y el Caribe, hasta los 40,5 millones de 2019.

Esas cifras equivalen al 15 % de la migración total a nivel mundial, por lo que las remesas se convierten en un pilar fundamental con el paso de los años para los países de origen.

De no ser por estos aportes económicos de los migrantes, en El Salvador, Guatemala, Honduras y República Dominicana la incidencia de la pobreza sobre el total de la población sería entre 1,5 y 2,4 puntos porcentuales más elevada.

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