«A pesar de que es verano, seguimos en las calles. El Gobierno solo saca leyes para reprimirnos y no se encarga de cambiar el sistema (económico) que es lo pedimos. Esto no va a parar», dijo a Efe Pedro Ramírez, de 17 años, que lleva manifestándose desde que comenzó el estallido el pasado octubre.
Pese a que el país austral se encuentra en plenas vacaciones estivales y muchos capitalinos se han ido a la costa, la Plaza Italia, en el centro de Santiago, volvió a ser un viernes más el escenario de las reivindicaciones por un modelo económico más justo y por una educación y una sanidad gratuitas y de calidad para todos.
Un grupo de manifestantes extendió una enorme pancarta de tela en la plaza con la proclama «Renuncia Piñera» y se escucharon distintos cánticos que se han convertido en símbolos durante la crisis como «El pueblo unido jamás será vencido», «Chile despertó» o «El baile de los que sobran», de la banda local Los Prisioneros.
A diferencia de las últimas semanas, en las que las protestas habían bajado de intensidad, este viernes se produjeron cruentos choques en los alrededores de las plaza cuando los Carabineros (Policía chilena) trataban de disuadir la concentración con gases lacrimógenos y camiones lanza-agua y los manifestantes respondían lanzando piedras, constató Efe.
«Necesitamos que la comunidad internacional ponga el foco en lo que está pasando en Chile. Hoy en día la represión es horrible y es enorme la cantidad de químicos que usan para dañarnos», denunció a Efe Dani Paredes, un comercial de 35 años.
Cabe recordar que, el estallido social, que comenzó el 18 de octubre tras el aumento de la tarifa del boleto de metro, ha dejado al menos 27 muertos y miles de heridos, además de graves acusaciones por presuntas violaciones a los derechos humanos por parte de organismos internacionales como el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH) y Human Rights Watch (HRW).
La manifestaciones comenzaron siendo diarias, pero con el paso de los días se han limitado prácticamente a los viernes. Aún así, las medidas sociales anunciadas por el Gobierno y el plebiscito del próximo abril sobre una nueva Constitución no parecen sofocar el descontento en las calles.
Tampoco parece convencer la reforma sobre el criticado sistema de pensiones, que está privatizado y se basa en la capitalización individual, que el presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, anunció el miércoles y que supone un aumento de las cotizaciones del 6%. «Es más de lo mismo. Vamos a seguir viviendo en la pobreza», aseguró a Efe María Lucía Calles, una jubilada que acudió este viernes a Plaza Italia, rebautizada por los manifestantes como «Plaza Dignidad».
El Gobierno también ha presentado una serie de reformas «de seguridad», que implican mayores penas para aquellos que saqueen comercios o monten barricadas e impidan el tráfico de vehículos y que han sido muy criticadas por los manifestantes.
«No se puede gobernar con un 6% de aprobación. Nadie entiende por que no se adelantan las elecciones», indicó a Efe una funcionaria de 30 años que pidió mantenerse en el anonimato. Una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) reveló esta semana que la aprobación del presidente, un millonario de 69 años que accedió al poder en 2018, cayó a un 6%, la peor evaluación de un mandatario chileno desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
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