Merkel, haciéndose eco de las peticiones de un grupo de prestigiosos economistas, señaló que tanto el «freno» al endeudamiento, incorporado en la Constitución alemana, así como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea (UE) prevén cierta flexibilidad y contemplan excepciones.
«Haremos lo que sea preciso para superar bien esta situación y al final veremos lo que ha significado para nuestro presupuesto. Lo primero tiene preferencia», aseguró Merkel, en su primera rueda de prensa monográfica sobre el COVID-19.
Las situaciones «especiales» se confrontan con «medios extraordinarios», indicó la canciller, que celebró en este sentido la robustez de las Finanzas públicas alemanas, que han cerrado con superávit los últimos ocho años.
La canciller indicó que la Comisión de Presupuestos del Bundestag (Cámara Baja) va a aprobar una partida extraordinaria de hasta 1.000 millones de euros para las contingencias derivadas de esta epidemia. En los últimos días se ha acordado asimismo facilitar la reducción de jornada (garantizando el puesto de trabajo) y reforzar las ayudas financieras a las empresas con problemas de liquidez.
Lo esencial es, a su juicio, «ralentizar» la extensión de la epidemia para no saturar el sistema sanitario y «ganar tiempo» para el desarrollo de medios terapéuticos contra el COVID-19, a la vez de mantener «en la medida de los posible» la actividad económica.
Este posicionamiento de Merkel, durante años defensora a ultranza de la estabilidad presupuestaria en la UE, llegó poco después de que un grupo de economistas presentase una batería de medidas para contrarrestar los perjuicios económicos derivados de la epidemia.
Estos expertos, que coincidieron en prever que Alemania entrará en recesión en la primera mitad del año, abogaron por relajar las reglas de déficit, bajar impuestos para particulares y ofrecer facilidades a las empresas para sus pagos a Hacienda (como posponer sin intereses algunas contribuciones).
«Son ya obligatorios nuevos pasos», destaca el documento, de 15 páginas, presentado por estos seis economistas, en su mayoría responsables de los principales Institutos económicos del país.
«Recomendamos medidas que mejoran, por un lado, la situación de liquidez de las empresas y por otro su situación financiera», explicó a Efe el profesor de Economía de la Universidad de Würzburg Peter Bofinger, ex miembro del Consejo asesor del Gobierno alemán conocido como «los cinco sabios».
La epidemia tiene ya efectos notables en sectores como el turístico, el logístico, el hostelero y el transportista, pero puede llegar a afectar a la industria, el consumo y a los bancos (por un repunte de la morosidad), explicaron.
También llamaron a aplicar medidas a escala europea para mantener trabado el mercado único y reforzar la eurozona, especialmente porque Italia -uno de los socios con más problemas fiscales y bancarios- es uno de los países con más casos de coronavirus.
El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y, en casos extremos, el Banco Central Europeo (BCE), serían en este caso los instrumentos clave para garantizar la liquidez en el bloque.
«Es muy importante que Europa asuma esta crisis como un reto común, que no se deje solo a ningún país», agregó Bofinger, que instó a que «esta crisis sanitaria no se convierta en una crisis monetaria» porque este «tendría graves consecuencias para todos».
Respecto a Europa, Merkel deseó también una «estrecha» coordinación y «solidaridad» entre los Estados ante este «desafío europeo» y consideró inadecuado el cierre de fronteras.
«Lo que podamos hacer y podamos asumir, lo haremos», dijo al ser interrogada sobre posibles ayudas a Italia.
A sus conciudadanos, por su parte, les recomendó también «solidaridad» y «sentido común», evitando las compras compulsivas o la participación en actos públicos masivos como encuentros deportivos o conciertos.
Merkel, que destacó que, según los expertos, entre un 60 y un 70 % de la población podría acabar contagiándose del COVID-19, pidió tener especialmente en cuenta a los «grupos vulnerables», las personas mayores y aquellos con patologías previas.
Asimismo, en cuanto al cambio en las convenciones sociales para evitar los contagios, en concreto Merkel recomendó no dar la mano y, a cambio, «mirarse un segundo más a los ojos y sonreír».
Estrella Digital