El juez James Burke desglosó la condena de Weinstein: 20 años por un acto sexual criminal en primer grado contra la asistente de producción Mimi Haley, en 2006, y 3 años por la violación en tercer grado de la aspirante a actriz Jessica Mann, en 2013, delitos de los que había sido hallado culpable por un jurado, y además ordenó su registro como agresor sexual.
La vista duró menos de dos horas pero fue tensa y emotiva, ya que Haley y Mann subieron al estrado para relatar sus dolorosas experiencias y sus esperanzas frente al tribunal; y Weinstein, por su parte, tomó la palabra por primera vez, antes de conocer su futuro, para expresar tanto «confusión» como «remordimiento» ante ellas.
Las dos denunciantes entraron en la sala en grupo junto a las cuatro testigos llamadas por la Fiscalía: Annabella Sciorra, Tarale Wulff, Lauren Young y Dawn Dunning, así como una amiga de la primera, Rosie Pérez; se sentaron en la primera fila de la bancada y se abrazaron antes de salir con sonrisas de alivio al conocer la sentencia.
La fiscal asistente del caso, Joan Illuzzi-Orbon, que había pedido al juez la pena máxima, de 26 años, agradeció su «sacrificio» a las mujeres y arremetió contra Weinstein, un hombre poderoso que se «emborrachó de poder» y fue descrito por algunos entrevistados durante su investigación como un «depredador», un «manipulador» y un «monstruo», según citó.
La fiscal dio paso a Haley, quien testificó hace unas semanas de manera gráfica cómo el productor le practicó sexo oral a la fuerza y hoy, con voz firme, declaró: «Harvey Weinstein alteró el curso de mi vida. Creía que estaba sola en esto, pero he oído historias increíblemente similares. Esto era lo correcto. Me ha forzado a procesar lo que ocurrió».
Haley pidió una condena «suficiente» para que Weinstein entendiera el perjuicio causado, en la misma línea que Mann, quien señaló que la máxima para una violación en tercer grado son 4 años y reclamó una rendición de cuentas. «Hoy no me siento avergonzada. Quiero ayudar a los demás, he encontrado mi voz. Elija este nuevo futuro, juez».
Mann fue contundente al criticar que su «violación habría sido evitable» y recordó cómo el «intocable» productor la agredió pese a haberle dicho «verbalmente que no quería» relaciones con él, además de leer definiciones científicas sobre la «parálisis inducida por la violación» para reivindicar ante la defensa que «es el comportamiento de una víctima».
La defensa del magnate de Hollywood, que ha anunciado que apelará el juicio, adujo que en casos similares o más graves el juez había aprobado acuerdos entre las partes; que hubo «inconsistencias» en los testimonios de las víctimas y que incluso la mínima condena iba a ser «una cadena perpetua» para Weinstein por sus problemas de salud.
Antes de conocer su condena, el productor de 67 años decidió hablar, algo que no hizo ni para defenderse durante el proceso, y durante diez minutos expresó con voz grave, apenas audible, su «confusión por todo este asunto» y su preocupación porque «miles de hombres están perdiendo su derecho a un proceso debido».
Dijo haber «recorrido largas distancias para ocultar» su comportamiento ante sus exmujeres y lamentó que no podrá ver más a sus hijos; después recordó sus logros en la industria del cine y donaciones filantrópicas, y finalmente ofrecer una suerte de disculpa a las mujeres que lo escuchaban.
«Puede que tengamos diferentes verdades, pero siento remordimientos por vosotras y por los hombres que atraviesan esta crisis. Tengo remordimientos por esta situación», agregó Weinstein, quien dijo haber mejorado su «empatía» en los dos últimos años y medio, cuando estalló el escándalo contra él con reportajes en dos medios que acabaron ganando el Pulitzer.
El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, comunicó que la «sentencia da un aviso a los depredadores sexuales y parejas abusivas de todos los segmentos de la sociedad» y agradeció «a las supervivientes sus notables declaraciones de hoy y su indescriptible valor durante los dos últimos años».
A las puertas del tribunal, ya concluido el que se considera primer juicio «MeToo», las cámaras se agolparon como en el primer día, a principios de enero, para escuchar a representantes legales como Gloria Allred, que defendía a Haley y Sciorra y sujetó un cartel con un «20+3» escrito, la cifra de la codena: «Si es usted un depredador sexual, recuerde esto».
«Es un nuevo día para las mujeres, saben que si tienen valor habrá consecuencias ara los depredadores que les han hecho daño.Así que para los depredadores que despierten mañana y teman, ¿vienen a por mí ahora?, mi respuesta es sí», apostilló.
La principal defensora de Weinstein, Donna Rotunno, se mostró «enfadada» con la condena: «Estaba claro que nada de lo que hiciéramos marcaría una diferencia. El juez Burke estaba preparado para decir y hacer lo que ha dicho y hecho hoy. No voy a decir ‘pobre Harvey’, pero buscábamos imparcialidad y no la hemos encontrado».
Otro de sus abogados, Arthur Aidala, aseguró que Weinstein «confía en la apelación» y se mostró seguro de que «se le puede dar la vuelta al caso».
Poco después del dictamen del juez, la fiscal de Los Ángeles, Jackie Lacey, inició el proceso para extraditar al productor a ese estado, donde ha sido imputado por cuatro delitos sexuales relacionados con dos mujeres y se enfrenta a un máximo de 28 años de cárcel.
Para un grupo de mujeres que han acusado al productor de malas conductas y que se autodenominan las «rompedoras del silencio» (silence breakers), el «legado de Harvey Weinstein siempre será que es un violador convicto. Va a la cárcel, pero ningún tiempo reparará las vidas que ha arruinado, carreras que ha destruido o daño que ha hecho».
«El juicio en Nueva York ha terminado, pero las Silence Breakers persistiremos en nuestra cruzada por el cambio cultural, la justicia y que se escuchen nuestras voces», sostuvieron, según una nota difundida por el movimiento Time’s Up, fundado por actrices de Hollywood contra el acosos sexual
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