Los incidentes se han convertido en rutinarios durante las dos últimas semanas junto al paso fronterizo Kastanies-Pazarkule, en el extremo más al norte de los 200 kilómetros de frontera terrestre entre Grecia y Turquía.
En Atenas, un portavoz del Gobierno, Stelios Petsas, ha reiterado este viernes la acusación de que Turquía está explotando a los migrantes para sacar adelante sus demandas a la Unión Europea.
Los migrantes se apresuraron a dirigirse a la zona fronteriza con la esperanza de cruzar hacia Europa después de que Turquía dijera el pasado 29 de febrero que la frontera estaba abierta y que no iba a impedir a nadie que cruzara.
Grecia ofreció una firme respuesta, prometiendo que no permitirá a nadie que entre ilegalmente desde Turquía. Los líderes de la UE, que insisten en que las fronteras permanezcan cerradas en virtud del acuerdo migratorio sellado con Turquía en 2016, han respaldado a Atenas.
En virtud del acuerdo, la UE prometió miles de millones de dólares a Turquía para acogiera a los millones de refugiados sirios y migrantes que querían llegar a Europa. Sin embargo, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, ha dicho esta semana que el país quiere que se actualice el acuerdo. Ankara afirma que la UE no ha cumplido sus promesas y que no puede hacer frente a la llegada de más refugiados.
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