Salvo la nación persa que con 38.309 casos y 2.640 muertos presenta uno de los casos más críticos de la enfermedad en el mundo, los países de Oriente Medio incluidos Israel y los territorios ocupados de Palestina presentan menos de 10.000 positivos por la enfermedad y poco más de un centenar de muertos.
Las cifras parecen relativamente buenas si se comparan con los países más golpeados por el COVID-19, pero la pregunta surge: ¿se están haciendo las cosas bien o no se está contabilizando lo que está pasando realmente?.
Richard Brennan, director de Emergencia para la región del Mediterráneo Oriental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), explicó a Efe que las cifras son «una combinación de ambos», con una «respuesta inicial efectiva» por parte de muchos países y «probablemente en algunos países con estimaciones por debajo de la realidad».
«En muchos países como no tienen capacidad de hacer test a la escala que nos gustaría muchas de esas cifras, no digo que en todos los países, pero sabemos que en algunos países los números disponibles son una estimación demasiado baja», indicó.
Por otra parte, Brennan destacó que «muchos países han hecho lo correcto: cuando identificaron casos los aislaron y pusieron en cuarentena a sus contactos y se movieron rápidamente en este sentido».
El experto descartó sin embargo que se estén falseando las cifras. «La pregunta que nos siguen haciendo es estos países están escondiendo casos?», indicó, respondiendo que la OMS «no tiene prueba de ello».
«En algunos países se están haciendo tests solo a los casos más severos y críticos ahora mismo», señaló, insistiendo en que hay «probablemente un subregistro en muchos de los países a lo largo de la región».
Explicó que hay un doble reto, el de las estructuras de vigilancia sanitaria con las que cuentan los países y una capacidad de hacer test que no llega a la escala necesaria para poder identificar todos los casos.
El país con más casos de largo es Irán, un caso aparte en la región. Después viene Israel con 3.865 casos y 15 muertos.
En Arabia Saudí, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, El Líbano, Kuwait, Irak, Jordania, Omán, Siria y Yemen presentan un total de 5.090 casos y 105 muertos, a los que hay que añadir los 106 positivos y 1 deceso de Palestina. En total todos los países sin Irán suman más de 9.000 casos y 121 muertos.
La viróloga Adi Stern, de la Universidad de Tel Aviv, consideró que los más de 3.800 positivos detectados en Israel tienen que ver con una mayor capacidad para hacer las pruebas pertinentes.
«No está claro que (el bajo número) sea verdad o que sea por una falta de tests», valoró a Efe Stern al comentar las cifras de otros países
La OMS considera que los países con menos capacidad para responder al coronavirus son aquellos que son o han sido escenario de conflicto en los últimos años. Entre todos ellos destacan Yemen, Siria e Irak en Oriente Medio (con 0, 9 y 547 casos), países a los que se suma Libia y Somalia (3 cada uno).
«Estamos empleando una gran cantidad de tiempo trabajando con esos sistemas para tratar de identificar qué se puede hacer en esa situación», indicó Brennan.
«No creo que las bajas cifras nos permitan ser autocomplacientes, creo que hemos visto en otros países, incluso en países muy desarrollados con un sistema de salud fuerte, que la epidemia comienza y después en un cierto punto empieza a acelerarse», afirmó Brennan.
«Creo que tenemos que asumir que lo mismo va a ocurrir en otros países», añadió.
En su opinión el desafío para la región ahora viene dado por la debilidad de los sistemas de salud, la incapacidad del mercado global de proveer suministros médicos y de protección de forma consistente y la falta de datos como consecuencia del débil sistema de salud lo que impide actuar bien.
Tampoco las respuestas son únicas para los países de la región ya que se encuentran en diferentes fases de penetración de la pandemia y por tanto no se puede pronosticar cuándo habrá pasado lo peor.
Muchos piensan que las altas temperaturas podría mitigar la transmisión durante el caluroso verano en Oriente Medio si es que el coronavirus tiene un efecto estacional como sucede con virus como el de la gripe.
«La respuesta corta es no sabemos», indicó Brennan, agregando que como responsables de salud pública «tener esperanza no es el plan»
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