En una entrevista televisada tras visitar un colegio a las afueras de París, Macron aseguró que «dos meses en casa para los niños pueden ser muy traumáticos» pese al trabajo a distancia que han organizado los maestros.
Recordó que durante los dos meses de confinamiento, algunas escuelas se organizaron para acoger a los hijos de sanitarios, policías y otro personal esencial, lo que a su juicio demuestra que la apertura de los colegios es posible.
Por ello, preconizó un retorno «progresivo» a las aulas que se irá haciendo a lo largo de la semana próxima en función de cada establecimiento y en el que «la enseñanza será particular». Las clases no tendrán más de 15 alumnos, por lo que muchos seguirán las lecciones a distancia y otros ocuparán su tiempo en otro tipo de actividades en el centro, como deportivas o culturales.
Se dará prioridad en la acogida en clase a los alumnos con peores resultados, los repetidores y los de las familias que no puedan ayudarles en las lecciones a distancia o cuyos padres tengan que trabajar. A todos ellos les garantizó que «tendrán una escuela abierta» y a los docentes les dijo que se darán las condiciones sanitarias para que eviten los riesgos de contagio.
Macron hizo estas declaraciones después de que varios alcaldes y colectivos de docentes mostraron su inquietud al considerar precipitada la reapertura de las escuelas. El presidente señaló que la primera parte de la desescalada que comienza el próximo lunes durará tres semanas, al término de las cuales evaluarán en cada territorio si la epidemia sigue controlada o si su incidencia ha crecido.
A ese respecto, señaló que «aún es demasiado pronto» para saber si se podrán mantener las vacaciones de verano en Francia y pidió esperar hasta junio para decidirlo. Pese a todo, Macron ya adelantó que «los grandes desplazamientos internacionales se van a limitar» y auguró que los viajes «se quedarán entre europeos, quizá haya incluso que reducirlo un poco más».
El próximo jueves, el primer ministro dará los últimos detalles de la desescalada y desvelará la situación en cada departamento, divididos entre rojos, aquellos cuya capacidad sanitaria está más saturada y el virus sigue circulando, y verdes, donde la pandemia está más controlada.
«Tenemos que actuar con mucha prudencia, no queremos dar pasos hacia atrás. Vamos a seguir la evolución de la epidemia, si vuelve a acelerar, si hay un nivel donde de nuevo no está controlado (…) veremos si hay una subida fuerte en urgencias y decidiremos si abrimos un poco más o si volvemos hacia atrás», indicó
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