María Claudia Peñuela Cornejo es la ex señorita Santander que estuvo por 44 días aislada en un lujoso hotel de Bucaramanga, después de que su prueba de coronavirus saliera positiva.
Llegó desde Madrid el pasado 13 de marzo y desde entonces prefirió quedarse en el hotel para no arriesgar a sus padres que son mayores de 70 años
Cinco días después, su prueba de covid-19 dio positivo; desde entonces inició una disputa jurídica con el hotel y la EPS pidiendo trato digno.
Tras 44 días abandonó el hotel luego de que tres pruebas dieran negativas y la EPS la declarara como paciente recuperado del virus.
Cuando intentó entrar a su residencia en el barrio Cabecera no pudo por una orden de la administradora, según se escucha decir al vigilante del edificio en un audio que María Claudia le reveló a EL TIEMPO.
En entrevista con este medio, María Claudia habla por primera vez de lo que vivió y lo que le espera con el proceso penal que está llevando tras ser acusada de presuntamente violar las medidas sanitarias.
¿Cómo vivió esos 44 días?
Fueron días muy duros, difíciles y eternos. A la angustia de padecer el contagio de un virus desconocido y potencialmente mortal en el encierro solitario de una habitación de un hotel, donde algunos días me sentía desfallecer por la fiebre de 39,5, el vértigo y la total pérdida de los sentidos del olfato y el gusto, se le sumó el linchamiento social injustificado del que fui objeto en las redes sociales.
Es una situación difícil de creer porque seguramente para muchos pareciera una película de terror que solo podrán ver en sus pantallas, pero en mi caso la vivo en carne propia. Ninguno de los casi 4 millones de contagiados en el mundo buscamos ser protagonistas de esta pandemia.
Estos 58 días de calvario, y que aún no terminan, porque sigo sin poder entrar a mi hogar, me han servido para ver cómo en esta crisis del covid-19 lo peor y lo mejor del ser humano se ha exacerbado; por un lado, los que exponen sus vidas para cuidar y atender a los enfermos y, por otro lado, los que caen como aves de rapiña desde sus redes sociales para atacar, agredir y masacrar a las víctimas.
Se han dicho muchas cosas de su situación. ¿Qué de lo que se dijo es mentira?
Muchas mentiras se dijeron: que yo llegué enferma al país, que contagié a 7 empleados del hotel, que hice pretensiones exageradas, que exponía la salubridad del hotel, que salía a hacer vueltas en los bancos. La verdad de todo es que presenté un escrito de tutela sin pretensiones económicas, cuyo único propósito era que se me diera un trato digno, y se me prestaran los servicios elementales de salud y alojamiento, que no me incomodaran con ruidos de martillos, taladros y porras, que no se me cortara el servicio de alimentación, internet, entre otros.
Los costos de mi aislamiento realizado en el Hotel Dann de Bucaramanga durante 44 días fueron costeados por mí. Quedó también en evidencia con los exámenes practicados a los empleados del hotel que ninguno de ellos fue contagiado.
La acusan de violar las normas sanitarias. ¿Cómo va el proceso?
El proceso penal se encuentra en etapa de indagación, fueron allegados elementos materiales probatorios que ayudan a confirmar que no violé ninguna medida sanitaria ni mucho menos hubo propagación. En las autoridades y en los medios se suscitó una confusión por los contenidos de las resoluciones del Ministerio de Salud. En el imaginario de la gente quedó que los pasajeros que llegaban al país procedentes del exterior se debían quedar en Bogotá haciendo la cuarentena al tenor de la Res. 380 del 10 de marzo. Desconocen que esta fue modificada el 12 de marzo por la res. 385, que permitía a los viajeros que no éramos de Bogotá poder continuar hacia nuestros destinos finales a hacer la cuarentena en nuestros hogares o en hoteles. Eso fue lo que yo hice de manera responsable.
¿Cómo fue en incidente con la administración del edificio?
No se me permitió el ingreso después de haber permanecido 44 días haciendo una cuarentena que superó los tiempos exigidos por la OMS, y a pesar de tener las autorizaciones de la Secretaría de Salud, de portar 3 exámenes negativos para el covid-19 y de estar acompañada de expertos en temas de bioseguridad. Sigo sin poder entrar y tuve que celebrar el Día de la Madre sin poder abrazar a la mía.
A raíz del percance con la administración del edificio, que de hecho es ilógico que sea tratada de esa manera por ser paciente que superó el covid-19 y ser casada, cuando el artículo 83 del Código Civil indica o permite la pluralidad de domicilios y pese a que esté casada, mi domicilio sigue estando en el edificio.
Por lo anterior tuve que conseguir alojamiento, el cual, por razones obvias, mantendré en reserva. Sin embargo, esto no constituye ninguna violación de las medidas sanitarias.
¿Cómo es su vida ahora?
Mi calvario aún no termina, sigo alejada de los seres queridos y a la espera de una decisión favorable de la justicia para cerrar todo este capítulo de mi vida, pero con la satisfacción de haber sobrevivido al covid-19 gracias a mi fortaleza espiritual y el apoyo virtual permanente de mi familia y de algunos amigos.
Quiero dejar una recomendación final para combatir este virus: no solo debe ir acompañado de un tapabocas, distanciamiento social y un buen lavado de manos con todos los protocolos, sino sobre todo lo más importante, lavar los corazones para que nazcan en ellos los sentimientos de solidaridad, bondad, tolerancia y caridad, tan carentes en este difícil momento de nuestra humanidad y que han convertido a la pandemia del covid-19 en una epidemia de ignorancia humana.
Estrella Digital