Capiatá, una populosa ciudad cercana a Asunción, Paraguay, fue sacudida este viernes por el quíntuple homicidio por parte de un policía, que mató a tiros a sus dos hijos de corta edad, a sus suegros y a una cuñada antes de suicidarse.
El caso fue protagonizado por un suboficial de 31 años, identificado como Isidro Casco Salinas, que irrumpió a tiros esta madrugada en la vivienda familiar de la madre de sus hijos, de 22, que hace ochos meses fue llevada por trabajo a España por la madre del asesino.
En el ataque fallecieron los suegros del agente, su cuñada de 16 años, además de los hijos, de dos y un año de edad, mientras que otros dos cuñados, de 18 y 11 años, fueron hospitalizados en estado delicado.
La portavoz de la Policía Nacional, comisaria María Elena Andrada, señaló a EFE que los jóvenes se encuentran con pronóstico reservado debido a la gravedad de las heridas, sobre todo la joven de 18 que continuaba «bastante crítico».
Andrada afirmó que en la vivienda se encontraban doce personas, de las que siete lograron huir en medio de los disparos efectuados por el suboficial antes de suicidarse en el lugar.
La portavoz policial confirmó que el suboficial ha tenido antecedentes de violencia intrafamiliar con una pareja anterior, por la que en 2017 fue sometido a un sumario que determinó una sanción..
Uno de los sobrevivientes de la tragedia, en el barrio San Miguel, relató a los medios que el agente estaba en videollamada con su madre mientras disparaba a sus víctimas.
«Estaba drogado porque con sus cinco sentidos no iba hacer», expresó Caballero, prima de la madre de los niños asesinados que desde Málaga afirmó que el suboficial atravesaba por un cuadro depresivo.
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