Unas 12.000 personas quedaron a la intemperie tras la destrucción del campo de Moria, en la isla de Lesbos. La Policía inició el jueves una operación para trasladar a quienes seguían al raso al nuevo campamento levantado con ayuda del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Según una portavoz de la agencia, Shabia Mantoo, unas 5.000 personas están ya en estas nuevas instalaciones de Kara Tepe, que por ahora tiene capacidad para acoger a unas 8.000, a la espera de previsibles ampliaciones. ACNUR ha informado en un comunicado que por ahora la operación policial transcurre sin incidentes y sin que la policía haya utilizado la fuerza.
Antes de entrar a las nuevas instalaciones, todos los migrantes son sometidos a una prueba rápida para confirmar o descartar que sean portadores del nuevo coronavirus. Como resultado de estas pruebas masivas, ya se han detectado «unos 150 casos positivos», los cuales están ya bajo supervisión médica y en aislamiento, ha indicado Mantoo.
La portavoz ha explicado que quienes llegan a Kara Tepe arrastran las secuelas de haber pasado varios días durmiendo al raso y están «preocupados por su futuro». En este sentido, ha advertido de que las nuevas instalaciones solo pueden entenderse como una «solución temporal».
«Estamos listos para contribuir a las discusiones sobre posibles soluciones a largo plazo, entre ellas la realización de nuevos traslados seguros y ordenados a la zona continental y reubicaciones apoyadas por la Unión Europea», ha añadido Mantoo, que ha pedido «solidaridad»
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