El confinamiento ha empezado a aplicarse a las 14.00 horas (hora local) y estará en pie durante tres semanas, por lo que afectará a la totalidad de la temporada de fiestas en el país, incluidos el Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, el Yom Kippur y el Sukkot.
De hecho, la medida ha entrado en vigor horas antes de la celebración de Rosh Hashaná, en medio de las críticas a las autoridades e incluso la dimisión de uno de los ministros debido al momento en el que han decidido aplicarse las restricciones.
Según las informaciones recogidas por el diario ‘The Times of Israel’, alrededor de 7.000 policías y militares, apoyados por personal municipal, van a ser desplegados en el país para garantizar la aplicación de las medidas, ante las expectativas de que haya personas que pretendan saltárselas.
Las medidas incluyen el cierre de la mayoría de las empresas, a excepción de los comercios de alimentación y las farmacias. Hay excepciones para acudir al trabajo, a hacer la compra, acudir al médico, a funerales, hacer deporte y participar en manifestaciones, si bien siempre a un kilómetro de su vivienda.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó el jueves que el Gobierno no ha tenido opción que aplicar el confinamiento. «El sistema sanitario ha levantado una bandera roja. Hemos hecho todo lo posible para lograr un equilibrio entre las necesidades sanitarias y las económicas», dijo.
El Ministerio de Sanidad ha indicado este mismo viernes que durante las últimas 24 horas se han registrado 5.238 casos, lo que eleva el total a 46.370, con 1.169 fallecidos, desde el inicio de la pandemia
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