domingo, noviembre 24, 2024
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Más de 9,000 personas han quedado atrapadas en una docena de barcos en el mundo

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El presidente de la línea de cruceros Holland America Line, Orlando Ashford, afirmó este martes que la situación de «más de 9,000 personas» atrapadas en barcos por el coronavirus pone a prueba los «valores humanos más profundos» y debe resolverse porque «hay vidas en peligro».

Los gobiernos le «han dado la espalda a miles de personas» que están «flotando en el mar» y se han convertido en víctimas del síndrome «no es mi problema», señala Ashford en un dramático mensaje publicado en el blog y las redes sociales de Holland America Line.

Ocho casos de COVID-19 a bordo

Ashford apeló a valores como la dignidad para rogar que se autorice a desembarcar a los pasajeros y tripulantes de dos cruceros de Holland, el Zaandam y el Rotterdam, entre los cuales hay casi 200 personas enfermas, de las cuales «ocho han dado positivo al COVID-19».

Esas personas, como las de más de 9,000 a bordo de una docena de barcos más en el mundo, han quedado atrapadas involuntariamente en «las cambiantes políticas, medidas de salud y restricciones fronterizas» adoptadas a medida que avanza el coronavirus.

El presidente de la compañía con sede en Seattle (EE.UU.) salió así al paso de los mensajes del gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el alcalde de Fort Lauderdale, Dean Trantalis, en contra de que el Zaandam y el Rotterdam atraquen en puertos del «Estado del sol». 

Panamá como ejemplo

Ashford llamó a seguir el ejemplo de Panamá, cuyas autoridades permitieron el paso de los dos barcos por el canal interoceánico como una medida excepcional y humanitaria.

El ejecutivo asegura que Holland America Line (HAL) está trabajando sin descanso para hallar «ayuda médica y un regreso a casa seguro» para los 1.243 pasajeros y 1.247 tripulantes a bordo del Zaandam y el Rotterdam.

Ambos cruceros se encuentran navegando por el Caribe, sin tener todavía un puerto que los reciba.

El Zaandam está al final de un largo viaje de casi un mes durante el cual han muerto cuatro pasajeros de edad avanzada y casi 200 presentan «síntomas semejantes a la gripe», dos de los cuales han dado positivo a un test de coronavirus.

Los pasajeros sanos del barco, que tocó puerto por última vez el 14 de marzo en Punta Arenas (Chile), están a bordo del Rotterdam, enviado por HAL al encuentro del Zandaam, cuando estaba en aguas panameñas.

Según el plan de viaje original, el Zaandam debía haber finalizado la travesía el 21 de marzo en el puerto de San Antonio (Chile), pero para entonces ya estaba cerrado.

Preguntas sin respuestas

Las autoridades contrarias al atraque y desembarco del buque han sugerido que los enfermos sean tratados a bordo.

Ashford se pregunta cómo van a poder hacer eso con pasajeros que necesitan cuidados intensivos y con un «personal médico, instalaciones y suministros reducidos».

También se pregunta cómo van a reabastecerse de lo que necesitan si los países son reacios as «compartir provisiones y hasta temen llevarles los suministros que necesitan críticamente».

Por último, pregunta si los pasajeros y tripulantes sin síntomas pueden volver a sus casas con vuelos limitados y fronteras cerradas.

«¿Que pasó con la compasión y la ayuda al prójimo?», se interroga Ashford, quien recuerda que las personas a bordo del Zandaam y el Rotterdam no han hecho «nada malo».

El viaje interminable

Cuando iniciaron su viaje en Buenos Aires el 7 de marzo no había recomendaciones de no viajar en cruceros ni estaban cerrados los puertos ni las fronteras, recuerda Ashford.

Asimismo destaca que el Zaandam de la noche a la mañana se quedó sin posibilidad de atracar en puerto en su viaje de regreso a lo largo de la costa suramericana del Pacífico.

Al mismo tiempo, el 22 de marzo un grupo de pasajeros y tripulantes empezó a presentar síntomas de gripe, pero pese a los «desesperados llamamientos» que se hicieron no se les permitió transportarlos a hospitales costeros.

«Han muerto cuatro pasajeros hasta ahora y temo que hay otras vidas en peligro», subraya.

Según Ashford, el 30 de marzo había 76 pasajeros y 117 tripulantes con «síntomas semejantes a la gripe», incluyendo los ocho que dieron positivo en las pruebas de COVID-19.

Sin embargo, hay también 1.167 pasajeros y 1.130 tripulantes sanos en los dos barcos.

«Nos enfrentamos a un viaje de varios días antes de que podamos atracar y desembarcar de forma segura. Y necesitamos confirmación de un puerto que este dispuesto a tener la misma compasión y gentileza que tuvo Panamá», concluye.

 

Estrella Digital

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