Hoy se cumple un año de que los talibanes llegaran a Kabul, la capital de Afganistán, y se hicieran con el poder ante la cobarde huida de Occidente. Primero fue EE.UU que anunció que abandonaba el país y tras ellos, el resto de países siguieron el mismo camino, Francia, Reino Unido, Alemania o España.
El gobierno afgano, respaldado por la comunidad internacional, colapsó y las tropas del ejército nacional se rindieron por miles cuando los talibanes tomaron el control rápidamente.
En cuestión de semanas, los rebeldes llegaron al palacio presidencial, algo que no habían logrado hacer en su primer período en el poder entre 1996 y 2001
Los radicales integristas que tomaron el control del país han vuelto a sembrar el terror sobre la población. Imponiendo recortes de libertad en mujeres y niñas principalmente.
En la mente se quedaron grabadas las escenas de desesperación de la población intentando huir por el aeropuerto de Kabul. Algunos de ellos agarrándose a uno de los aviones según despegaba y que desgraciadamente terminaron cayendo al vacío.
Es como si nada hubiese cambiado y se hubiera retrocedido 20 años en el tiempo, volviendo a revivir el régimen de terror sufrido antes de 2001.
Asraf Ghani, quien fue presidente de Afganistán desde 2014 hasta que los talibanes tomaron el control, defendió su decisión de huir de Kabul mientras los insurgentes rodeaban la capital.
Fuertemente criticado por marcharse, pero en una entrevista dijo a CNN, que su ministro de defensa le había asegurado que la ciudad ya no podía ser defendida.
«La razón por la que me fui fue porque no quería darles a los talibanes y a sus seguidores el placer de humillar una vez más a un presidente afgano» , dijo Ghani, pareciendo referirse al expresidente Mohammad Najibullah, quien estuvo en el cargo de 1986 a 1992. .
Han impuesto nuevamente la marginación de las minorías y las mujeres, que incluye una prohibición de facto de la educación secundaria para las niñas. El burka se ha convertido nuevamente en una prenda indispensable para el colectivo femenino.
De no cumplir con ese decreto, sus tutores masculinos podrían ser encarcelados y sentenciados.
A fines de junio, el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, rechazó la presión internacional y dijo que Afganistán establecería sus propias reglas.
Las Naciones Unidas dicen que casi la mitad del país se enfrenta al hambre. Según un informe de mayo del Comité Internacional de Rescate (IRC), el 43% de la población de Afganistán vive con menos de una comida al día. Mientras que el 90% de los afganos encuestados informan que la comida es su principal necesidad.
Pasados 365 dias de aquello y de la evacuación de afganos, el capitán del Ejército del Aire Juan Alberto Barba, piloto del Ala 31 que participó en la operación de rescate confiesa: «Lo volvería a hacer sin dudarlo. Y creo que podría hablar por el resto de mis compañeros», afirma rotundo.
El comandaba el primer vuelo de la operación puesta en marcha por el Gobierno español y que logró traer a España a más de 2.000 personas, en su mayoría mujeres y niños.
Aunque algunos de los cooperantes que durante los 20 años ayudaron a las tropas internacionales consiguieron salir del país. Sin embargo, aún quedan muchos colaboradores allí, amenazados y buscados por los talibanes radicales.
R.F.