Estados Unidos prohibirá a empresas norteamericanas con «tecnología avanzada», que reciban fondos federales, construir fábricas en China durante los próximos diez años.
La nueva ley se ha dado a conocer, como parte de un plan de 50 mil millones de dólares destinado a desarrollar la industria local de semiconductores.
Se produce cuando los grupos empresariales han presionado para obtener más apoyo del gobierno, en un esfuerzo por reducir la dependencia de China.
Actualmente existe una escasez mundial de microchips que ha ralentizado la producción.
“Implementaremos medidas de protección para garantizar que aquellos que reciben fondos de CHIPS no puedan comprometer la seguridad nacional. No se permite usar este dinero para invertir en China, no podrán desarrollar tecnologías punta en este país, por un período de diez años». Según ha explicado la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, al informar sobre la Ley de ciencia y chips.
Estados Unidos frente a China
Hoy en día, EE. UU. produce aproximadamente el 10 % del suministro mundial de semiconductores, que son clave para todo. Es utilizado para elaborar automóviles hasta teléfonos móviles, frente a casi el 40 % en 1990.
En agosto, el presidente Joe Biden, había firmado una ley que comprometía 280 mil millones de dólares para la fabricación de alta tecnología y la investigación científica. Todo ello en medio de temores de que los EE. UU. estén perdiendo su ventaja tecnológica frente a China.
La embajada china en Washington se había opuesto al proyecto de ley de semiconductores, calificándolo de reminiscencia de una «mentalidad de la Guerra Fría».
Algunos fabricantes de chips estadounidenses ya están experimentando el impacto de las medidas restrictivas de Washington contra la venta de tecnología estadounidense a China.
A principios de este mes, los funcionarios estadounidenses trasladaron a Nvidia y AMD que detuvieran la venta de chips de inteligencia artificial a China.
Dan Ives, presidente de la compañía Wedbush Securities, calificó las restricciones como un «golpe bajo» para empresas como Nvidia.
«Esto es realmente una oportunidad para China y para a avivar las tensiones entre ambos países «, añadió Ives.
R.F.