«Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España». Así de contundente se ha expresado el Gobierno marroquí en una carta remitida al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en respuesta a las aclaraciones que se le habían pedido por incidente en la valla fronteriza de Melilla el pasado 24 de junio, donde la intervención de la Policía marroquí dejó varios migrantes muertos al intentar saltar la valla.
En su misiva, a la que ha tenido acceso Europa Press, el Gobierno marroquí apuesta por dejar claro desde el principio cómo entiende las fronteras que tiene con España, antes de defenderse de las afirmaciones hechas en julio por varios relatores de la ONU pidiendo más información por los acontecimientos de junio.
Así, aclaran «de nuevo» que es «inexacto» referirse a «la línea de separación entre Marruecos y Melilla» como «frontera hispano-marroquí», como afirman en su texto, puesto que «el Reino de Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España y Melilla sigue siendo un presidio ocupado y por este motivo, no se puede hablar de fronteras, sino de simples puntos de paso».
La afirmación del reino alauí se produce en un momento dulce en la relación entre España y Marruecos, que el pasado mes abril iniciaron una nueva etapa en la relación diplomática después de que España apoyara el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, lo que le enfrentó a sus socios de Gobierno de Unidas Podemos.
Del encuentro que hubo entre Pedro Sánchez y el monarca alauí el 7 de abril salió una declaración conjunta en la que, entre otras cosas, se anunciaba «la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías» se restablecería «de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo».
Esto se traduciría, según dijo el propio presidente del Gobierno desde Rabat, en la reapertura de la aduana de Melilla, cerrada por Marruecos de forma unilateral en 2018, y la apertura de una nueva en Ceuta, donde no existía hasta la fecha.
En la carta enviada al Consejo de Derechos Humanos de la ONU (del que Marruecos será miembro a partir del 1 de enero) Marruecos denuncia la presión migratoria «sin precedentes» de la que es objeto y acusa a Argelia de «laxismo» al permitir el paso por su frontera de miles de inmigrantes con destino al territorio marroquí.
En cuanto a los acontecimientos del 24 de junio, denuncia la difusión de «informaciones falsas» respecto a lo sucedido, sostiene que los inmigrantes estaban organizados y tenían en muchos casos formación militar y denuncia la «violencia inusitada» con la que actuaron.
Asimismo, Marruecos recalca que los fallecidos fueron 23 y no los 37 que se recoge en la misiva remitida por los relatores de la ONU, y asegura que las autopsias realizadas a todos ellos confirman que murieron por asfixia en la avalancha y no por arma de fuego.