Rusia ha afirmado que no va a detener la guerra durante la Navidad, así lo ha reconocido el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, señalando que su país no ha recibido ninguna propuesta sobre un «alto el fuego navideño» en Ucrania y agregó que el tema «no estaba en la agenda».
También destacó que se necesitaba aceptar nuevas «realidades» territoriales que incluían la anexión a Rusia de cuatro regiones ucranianas (Zaporiyia, Kherson, Lugansk y Donetsk), calificando como sus «nuevos asuntos». Dichas anexiones que la mayoría de los países de la ONU han condenado como ilegales.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió a principios de esta semana a los líderes del G7 que respalden una solución de paz que comenzaría con la retirada de las tropas rusas de Ucrania a partir de esta Navidad.
De hecho los ataques han continuado hoy con drones rusos dañando cinco edificios en la capital de Ucrania, Kiev, aunque las defensas aéreas frustraron muchos más. También las fuerzas rusas dispararon múltiples lanzacohetes contra el edificio de la administración regional en la ciudad de Kherson, en el sur de Ucrania, ciudad que fue recuperada recientemente tras el retiro del ejército de Putin.
Zelenski ha pedido a Estados Unidos que les envíen sistemas antimisiles Patriot, considerado actualmente como los más avanzados del mundo para defenderse de los ataques con misiles y drones rusos. Washington tomará una decisión este jueves al respecto, pero en principio parece favorable a la petición.
El Kremlin ha respondido a este posible envío de sistemas de defensas norteamericano, asegurando que serían un objetivo legítimo para los ataques rusos contra Ucrania, si la Casa Blanca autorizara su entrega a Kiev.
R.F