sábado, noviembre 23, 2024
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Gato blanco… o negro: que cace ratones

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Allá por 1986, a Felipe González le deslumbró en Pekín Deng Xiao Ping con su proposición del gato y los ratones, una apelación a la eficacia y a los resultados, que puede tener una cierta dimensión cínica, aunque va sobrada de sentido. El electo Obama, que desde la trastienda de Chicago va definiendo el carácter de su difícil mandato con precisión de relojero suizo, además de lecturas sobre Lincoln y Roosevelt, muestra también el espíritu pragmático del líder chino antes citado, seguramente el político más decisivo de la segunda mitad del siglo XX.

Obama señaló esta semana que su pueblo le pide «sentido común y gobierno inteligente», una obviedad salvo que además de palabras signifique creencias y estrategia. La gente, dice el electo, «no quiere ideología, peleas o francotiradores, quiere acción y efectividad»… «más que un debate sobre el Gobierno grande o pequeño, quiere un Gobierno eficaz e inteligente». Para rematar, Obama recuerda que a los republicanos les votó un 46% y que la «sabiduría no es monopolio de un partido», y que por ello las políticas partidistas transversales son imprescindibles.

No sé cómo hará su trabajo este tipo, pero se le nota lleno de sentido común e inteligencia, se rodea de los mejores, aunque sean adversarios, y despierta expectativas y entusiasmo; y además no se altera, no anuncia catástrofes, ni promete regalos, invita a trabajar y a preocuparse por uno mismo y los demás.

Da la sensación de estar al mando y de que nadie se le sube a las barbas. Otra cuestión es cómo va coordinar a tantas mentes brillantes y si va a disponer de horas para despachar con tantos comisionados y para poner en práctica sus sugerencias.

El último incorporado a la lista es el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, al que ha pedido que proponga la reforma de los mercados financieros y los organismos supervisores.

De este despliegue y metodología podían tomar nota los nuestros, los líderes locales. ¿No les iría mejor si fueran más respetuosos y comedidos? Les vendría bien hablar más claro, con fundamento y con información, con inteligencia y sin ofuscaciones, y demostrarse más confianza y fiabilidad.

El debate sobre Repsol y Sacyr está siendo lamentable, tan sobrado de odios personales y de excesos verbales como carente de datos y de criterio. Lo que debería importar son los resultados, alcanzados con respeto a la ley y los principios y con inteligencia. Aunque, ¿quién dice que tengan de eso? Mira que si al final se alcanzan las peores de las hipótesis para unos y otros.

Fernando González Urbaneja

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