El pasado martes fueron los 800.000 millones de dólares los que aportaba el Gobierno estadounidense en su segundo paquete de ayuda para combatir la crisis económica. Un día después la Comisión Europea anunciaba que su Plan Europeo de Recuperación Económica contaría con 200.000 millones de euros, esto es, el 1,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de los 27 Estados miembros, de los cuales 170.000 millones (el 1,2 por ciento del PIB) corresponderían a las medidas nacionales y los 30.000 restantes serían aportados por el presupuesto comunitario y el Banco Europeo de Inversiones.
Así pues, aunque como advertía la canciller alemana, Angela Merkel, «no debemos caer en una carrera de miles de millones», lo cierto es que tras las astronómicas cifras de EEUU y las no menos elevadas de China (586.000 millones), los titulares de los medios de comunicación europeos insistían en el estímulo fiscal aproximado de 200.000 millones. Por mucho que el plan europeo no consista en ayudas dinerarias, sino en la apertura de un abanico de medidas que los gobiernos nacionales podrán utilizar en función de sus respectivas situaciones económicas. Al margen, eso sí, de la aceleración de los pagos de 6.300 millones de fondos estructurales y sociales a los Estados miembros o el redespliegue de ciertos fondos, como los 10.000 millones de euros destinados, al 50 por ciento, entre la inversión en tecnologías limpias en el sector del automóvil y la banda ancha.
Como preveíamos en nuestra «Euroventana» del pasado 30 de octubre, el objetivo del «Plan Europeo de recuperación económica» presentado ayer por la Comisión Europea (CE) es aumentar la demanda, salvar empleo y restaurar la confianza de los consumidores, reduciendo el impacto de la crisis sobre los ciudadanos más afectados por ella, a la par que se refuerza el potencial competitivo de Europa, contribuyendo al cambio hacia una economía baja en carbono. Esto es, medidas a corto, que, sin olvidar la necesaria «reestructuración del sistema económico a medio» -en palabras de José Manuel Durao Barroso, presidente de la CE-, impliquen una prosperidad sostenible a largo plazo, tal y como se acordó en la Estrategia de Lisboa.
El Plan presentado esta semana en Bruselas deberá implantarse principalmente a lo largo del 2009 y también del 2010, tiempo en el que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento se relajará hasta su máximo permitido, es decir, el 3 por ciento del déficit público, por mucho que el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, recuerde que el citado Pacto «no está entre paréntesis».
Los Estados miembros, cuya aportación estimada del 1,2 por ciento del PIB es una media -ya que cada uno aportará el importe que su situación presupuestaria le permita-, podrán utilizar la «caja de herramientas» aportada por Bruselas, eligiendo entre diferentes medidas como la reducción del IVA (hasta el mínimo permitido del 15 por ciento), la ampliación de la cobertura por desempleo, o disminución de la carga fiscal de los salarios más bajos.
De esa forma, la CE se asegura la coordinación de las medidas entre los diferentes Estados miembros, maximizando así sus esfuerzos, y evitando que algunas de éstas puedan tener repercusiones negativas sobre el resto de países que conforman la UE. Pues, como afirma el comisario Almunia, «uno y uno puede no sumar dos e incluso puede dar como resultado cero».
La propuesta de la Comisión comentada aquí será debatida por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en el Consejo Europeo de los próximos 11 y 12 de diciembre, momento en el cual ya conoceremos muchas de las medidas que adoptarán los Estados miembros en aplicación de las directrices comunitarias, pues, entre otras cosas, éstos deberán presentar antes de que finalice el 2008 sus programas de estabilidad o de convergencia actualizados.
Además, para muchos de los hipotecados lectores, es interesante destacar que en ese momento prenavideño, según apuntaba el presidente del Banco Central Europeo, Sr. Trichet, la moderación de precios llevará a una nueva rebaja de los tipos de interés que seguramente conllevará, a su vez, una caída del Euribor por debajo del 4 por ciento en el que se sitúa ahora.
Para mayor información, en breve podrá leerse el texto completo del Plan de recuperación en http://ec.europa.eu/commission_barroso/president/index_en.htm
Ramón Tamames