Últimamente, las cifras más negativas que va arrojando el aparato estadístico nacional coinciden con espectaculares subidas del Ibex 35, como ha sucedido una vez más este martes. Los analistas bursátiles dicen que el curso bursátil tiene «descontados» los peores datos de la macroeconomía, de manera que las malas cifras del paro, por espectaculares que sean en lo malo, parece que ya no impresionan a nadie. Lo cierto es que entre octubre y noviembre, España ha acumulado cerca de 400.000 parados más, en un país en donde trabajan 20,3 millones de ciudadanos. Es decir, el 2% de la población se ha ido al paro de golpe y porrazo, un retroceso que no es comparable al que sufre ningún país europeo y que incluso resiste las comparaciones hasta con Estados Unidos, posiblemente la economía con mayor grado de flexibilidad del mundo, entre las grandes se entiende, por su capacidad para ajustarse con rapidez a los ciclos cambiantes de la actividad.
El aumento del paro español en octubre se quedó muy cerca del americano (con casi diez veces más de población ocupada) y el de noviembre está por ver. En la zona euro también nuestras cifras se comparan con el conjunto, no con las de economías grandes como Alemania o Francia. En la UE hay 17 millones de parados, de ellos cerca de 3 millones son españoles. El aumento mensual del paro en la zona euro se mueve últimamente en torno a los 350.000 parados más, de los cuales España aporta cerca de 200.000, es decir, más que el resto en conjunto.
La crisis española tiene rasgos desmedidos. Aquí todo pasa a lo grande, para lo bueno y para lo malo. Hace dos o tres años, en España se construían más casas que en toda Europa junta. Eran los tiempos en que el censo de viviendas aumentaba a golpes de entre 600.000 y 800.000 viviendas en los años buenos. Este año, si llegamos a un tercio de esas cifras será porque la inercia obliga a terminar algunos miles de bloques de pisos a los que la crisis pilló a mitad de construir o recién empezados y en una buena parte están terminando de levantarse, aunque su puesta en el mercado se presenta llena de incertidumbres ya que ahora mismo algunos expertos manejan cifras faraónicas de pisos pendientes de venta. Dicen algunos analistas del sector inmobiliario que la demanda tardará en absorber la oferta disponible unos 6 años.
En noviembre, el paro no ha desbordado las previsiones porque después de observar el desastre de octubre, lo del mes recién concluido puede parecer hasta bueno. Lo que está claro es que la sangría de empleo no ha sido frenada con la sucesión de medidas oficiales adoptadas por el Gobierno. La construcción sigue arrojando al paro a miles de personas, aunque se estima que debe quedar ya poco tiempo para que el sector termine su ajuste laboral a las nuevas circunstancias. Para entonces, el paro en la construcción habrá creado cerca de 300.000 parados más en un año. Pero le llegará el turno a la industria, que es donde realmente se juega España el porvenir de cara a una hipotética recuperación económica.
La industria ha arrojado al paro en un año unas 100.000 personas, de ellas casi 23.000 en noviembre. Hay motivos suficientes para pensar que en el sector industrial el paro está empezando a mostrar sus peores cifras. Este martes, sin ir más lejos, llega la noticia de la inminente presentación del ERE de General Motors. El sector del automóvil tiene un excedente de personal que se estima por encima del 20% en la industria principal, es decir, en las 18 plantas de montaje final. Pero el empleo industrial en el automóvil está sobre todo en la periferia de las grandes factorías de ensamblaje y en esas plantas, el 20% de excedente de personal puede aportar cifras mucho peores, para las que habría que estar preparados.
Ha dicho Solbes que el aumento del paro va a continuar hasta entrado el año 2009. Nadie se atreve a decir en donde puede estar el final del drama. El coste del desempleo, entre tanto, aumenta a marchas forzadas y superará este año los 3.000 millones mensuales, una cifra aterradora que pondrá a prueba las cuentas del Estado. En medio de tantas malas noticias, parece que un pequeño ahorro de dinero público va a llegar este año de la mano de la revisión al alza de las pensiones, ya que la inflación ha estado mucho más contenida y cerrará noviembre (fecha en la que se realiza el cálculo de la actualización de las pensiones) muy cerca de lo previsto, lo que implica un ahorro, de una sola vez, de unos 3.000 millones de euros. En medio de tantos quebrantos, es el único motivo de alivio, aunque relativo.
Primo González